El Aumento del Salario Mínimo Vital: Un Desafío para las PYMEs y la Economía Nacional

Por Hugo Valdivia, Ingeniero Industrial y Máster en Finanzas de INSEAD – director de Finanzas en Land Life Company.

El reciente anuncio del gobierno sobre el inminente aumento del salario mínimo vital (SMV) ha generado una mezcla de preocupación y escepticismo en el sector empresarial, especialmente entre las pequeñas y medianas empresas (PYMEs). Aunque la intención detrás de esta medida es, en teoría, loable—mejorar las condiciones laborales y aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores—es esencial analizar las posibles repercusiones económicas que podrían comprometer el futuro de miles de PYMEs, que son el verdadero motor de la economía peruana.

Las PYMEs representan más del 99% del tejido empresarial del país y son responsables de la generación de una gran parte del empleo formal. Sin embargo, estas empresas operan con márgenes muy ajustados, y un incremento en el SMV podría tener efectos adversos que no deben subestimarse.

Un incremento en el SMV podría, paradójicamente, poner en peligro el empleo formal que se busca proteger. Con costos laborales más altos, muchas PYMEs podrían verse obligadas a reducir su plantilla para mantenerse a flote. En un contexto en el que muchas de estas empresas aún luchan por recuperarse de los efectos devastadores de la pandemia, esta medida podría ser el golpe final para muchas de ellas. La consecuencia inmediata sería un aumento del desempleo, precisamente lo contrario de lo que se desea.

Ante la imposibilidad de absorber los nuevos costos salariales, algunas PYMEs podrían optar por la informalidad como una salida desesperada. Esto no solo significaría un retroceso en la lucha contra la informalidad laboral, sino que también dejaría a muchos trabajadores sin acceso a beneficios esenciales, como la seguridad social. Además, con la llegada continua de migrantes en busca de oportunidades, es probable que la informalidad se convierta en una alternativa cada vez más común, erosionando aún más la base de empleos formales y protegidos.

El aumento del SMV también podría desencadenar presiones inflacionarias. Un incremento en los salarios, sin un aumento correspondiente en la productividad, podría traducirse en un alza en los precios de bienes y servicios. Esto, a su vez, erosionaría el poder adquisitivo de los trabajadores, creando un ciclo inflacionario difícil de controlar, donde los precios aumentan más rápido que los salarios. Este escenario afectaría directamente el consumo, uno de los principales motores de la economía.

Las PYMEs, ya de por sí enfrentadas a una dura competencia, podrían ver aún más comprometida su capacidad para competir en el mercado. El incremento de los costos laborales podría llevar al cierre de negocios, reduciendo la diversidad del mercado y afectando negativamente la oferta de empleo. En un país donde la diversidad empresarial es clave para el dinamismo económico, esto representaría un paso atrás significativo.

Finalmente, un SMV más alto podría llevar a las empresas a ser más selectivas en sus contrataciones, priorizando a aquellos con más experiencia o habilidades especializadas. Esto podría reducir las oportunidades para quienes están en proceso de formación o con menos experiencia, limitando el desarrollo del capital humano en el país. A largo plazo, esto podría tener consecuencias negativas para la innovación y el crecimiento económico.

Aunque la intención de mejorar las condiciones laborales es válida y necesaria, es fundamental que el gobierno considere las implicaciones económicas más amplias de un incremento en el SMV. El equilibrio entre mejorar los ingresos de los trabajadores y mantener la viabilidad de las PYMEs es crucial para asegurar un crecimiento económico sostenido y equitativo. Las PYMEs, con su papel vital en la economía peruana, no pueden ser sacrificadas en el altar de una medida que, si no se maneja con cuidado, podría hacer más daño que bien.

Cualquier decisión en esta materia debe ser tomada con una comprensión profunda de la realidad económica del país y de las limitaciones a las que se enfrentan las PYMEs. El futuro de nuestra economía depende de ello