El megaproyecto que promete conectar dos océanos y cambiar el comercio de América Latina

Un ambicioso corredor ferroviario en Sudamérica, respaldado por China, podría revolucionar el comercio entre los continentes. Pero, ¿qué retos y oportunidades traerá este megaproyecto de US$ 10.000 millones?

El Corredor Ferroviario Bioceánico Central, una de las infraestructuras de transporte más ambiciosas de América Latina, está tomando forma con la intención de unir dos océanos: el Atlántico y el Pacífico. Este megaproyecto de 3.755 kilómetros de largo conectará el puerto de Santos en Brasil con el puerto de Chancay en Perú, atravesando Bolivia, y tiene el potencial de transformar el comercio regional y global.

Con una inversión proyectada de más de 10.000 millones de dólares, el proyecto tiene como objetivo reducir drásticamente los costos y tiempos en el transporte de mercancías, especialmente productos agrícolas y minerales, hacia mercados asiáticos. Actualmente, los envíos entre Sudamérica y Asia deben atravesar el Canal de Panamá o rodear el continente por el estrecho de Magallanes, lo que incrementa los costos y alarga los plazos. Este corredor ferroviario promete reducir el tiempo de tránsito en hasta 14 días, ofreciendo una vía más directa y eficiente.

El respaldo de China es clave en este megaproyecto. El gigante asiático ha mostrado su interés en financiar la construcción del Corredor Ferroviario a través de su empresa Cosco Shipping Ports, que ya ha invertido 3.500 millones de dólares en el megapuerto de Chancay, el cual será fundamental para el éxito del proyecto. China también aportará su experiencia en grandes infraestructuras ferroviarias, lo que facilitará la ejecución de la obra.

Sin embargo, el proyecto no está exento de desafíos. En Perú, se deben construir nuevos tramos ferroviarios, mientras que en Bolivia se tendrá que modernizar la infraestructura existente. Además, la geografía de la región presenta dificultades, como el cruce de la cordillera de los Andes, que añade complejidad técnica a la obra.

A pesar de las complicaciones, este megaproyecto tiene el potencial de redefinir las rutas comerciales en América Latina. El Corredor Ferroviario Bioceánico Central no solo facilitará el comercio entre Sudamérica y Asia, sino que también fortalecerá la integración económica entre Brasil, Bolivia y Perú. No obstante, la creciente influencia de China en la región genera preocupaciones sobre una posible dependencia estratégica.

Si todo avanza según lo previsto, este corredor ferroviario podría convertirse en un hito de la conectividad global, abriendo nuevas oportunidades para el comercio y la inversión en América Latina.