En la actualidad, la comercialización de energía en Latinoamérica se presenta como un desafío emocionante y repleto de oportunidades. Por un lado, para el crecimiento económico sostenido creando empleos en el sector y, por otro lado, la transición hacia fuentes más limpias y sostenibles fortaleciendo la seguridad energética. No obstante, la comercialización de la energía en Latinoamérica viene variando en cada país y está influenciada por factores como la estructura del mercado energético, la legislación vigente, la disponibilidad de recursos naturales y la política energética de cada nación.
En ese contexto, países como Chile o Colombia ha quedado largamente demostrado que la comercialización es una actividad necesaria en un entorno de competencia, pues otorga transparencia al mercado, lo que redunda mejores condiciones para los clientes. Dentro del territorio local, Perú enfrenta el reto de reducir la valla de consumo de 200kW a 50kW para así abrirle las puertas a casi 20,000 empresas pertenecientes al mercado de electricidad. Con ello, las distribuidoras estarían restringidas a la gestión de las redes de distribución y no podrían tener clientes directos, siendo este el motivo por el cual cobran el Valor de Acceso por Distribución (VAD).
El comercializador tiende a estar mucho más cerca al cliente, conocer e interpretar sus necesidades y así obtener del generador el suministro que se necesita. “Cuando uno comercializa debe entregar al cliente lo que éste necesita, y en la mayoría de los casos energía las 24 horas del día. Por ello, aún una matriz compuesta 100% de energía renovables (eólicas y solares) no termina de solucionar el problema, siendo necesaria la presencia de hidroeléctricas y térmicas en la ecuación”, explica Fernando Vega, CEO – ATRIA ENERGÍA, en el marco de la XI Expo Energía Perú 2023, que se desarrolló a finales del mes de junio.
El especialista indico que, el país necesita más inversión de energías de base y ello no va a ocurrir mientras el entorno económico y político no cambien. “El Perú debe dar ya el siguiente paso y liberalizar más el mercado, bajando la valla a 50kW y así permitir que 20,000 empresas puedan negociar libremente sus precios de electricidad Hay en este momento 2 o 3 proyectos de Ley en el Congreso para que analicen esta solicitud”, sostuvo.
Finalmente, la comercialización de energía ha demostrado su utilidad en entornos de competencia, por lo que va a continuar consolidando su presencia. Perú no puede ser una isla que niegue esta realidad, limitándola solamente a generadores y distribuidores.