Ya ha demostrado un crecimiento significativo en su producción de petróleo en los últimos años.
En un escenario económico marcado por la incertidumbre y los cambios geopolíticos, el mercado del petróleo en el mundo se enfrenta a un posible giro histórico. De acuerdo a las proyecciones de la Administración de Información Energética (EIA), un país podría convertirse en el mayor exportador de petróleo del mundo para el año 2050, y superar a tradicionales líderes como Rusia y Arabia Saudita.
El ascenso de esa nación como líder en la exportación de petróleo en 2050 no es un hecho fortuito. Se basa en el desarrollo de su capacidad productiva. Además, esta evolución responde a una serie de condiciones económicas, tecnológicas y geopolíticas que han permitido al país aumentar su producción y aprovechar nuevas oportunidades en los mercados de América, Asia y Europa.
Del país que hablamos no es otro que Estados Unidos, pues ya ha demostrado un crecimiento significativo en su producción de petróleo en los últimos años, tras alcanzar cifras récord en 2019 con aproximadamente 12 millones de barriles por día (bpd). De acuerdo con las proyecciones de la EIA, si la nación logra descubrir más recursos internos y mantener la estabilidad en los precios del crudo, podría incrementar su producción a 18 millones de bpd en 2026, y mantener este crecimiento hasta mediados del siglo.
El éxito de Estados Unidos en convertirse en el mayor exportador de petróleo del mundo en 2050 radica en varios factores clave. Primero, la explotación eficiente de sus recursos no convencionales, como el petróleo de esquisto, permitió un aumento sostenido en la producción. Este tipo de extracción, aunque inicialmente costoso, ha demostrado ser viable gracias a los avances tecnológicos y a la estabilización de los precios del crudo en el mercado mundial.
Las sanciones impuestas a Rusia y las tensiones en el Medio Oriente limitaron la capacidad de estos países para exportar petróleo. Algo que el país norteamericano aprovechó para aumentar su cuota de mercado, especialmente en Europa, donde se ha convertido en el principal proveedor de petróleo, gasoil y gas natural licuado (GNL).