La firma electrónica avanzada o “robusta” es la más usada por las empresas peruanas, por su integración con biometría para verificación de identidad y mayor seguridad.
En América Latina, la adopción de la firma electrónica ha transformado los entornos empresariales y gubernamentales, impulsando la modernización y promoviendo la inclusión financiera. En el Perú, esta herramienta se ha convertido en un pilar fundamental para garantizar la autenticidad e integridad de los documentos digitales y ofrecer mayor seguridad en las transacciones.
La firma electrónica opera dentro de un marco regulatorio sólido que fortalece la confianza entre personas y empresas, acelerando procesos a un ritmo de un 73% y reduciendo costos hasta en un 30%.
Xavier Flores, Senior Product Manager en Sovos, explica que la firma electrónica, al permitir autenticar documentos y manifestar consentimiento de manera digital, ha redefinido la forma en que se celebran contratos y acuerdos, eliminando la necesidad de trámites presenciales. La capacidad de esta herramienta para ahorrar tiempo y recursos la convierte en un aliado estratégico para empresas y ciudadanos en un mundo que avanza hacia la digitalización.
El marco legal peruano establece tres tipos de firmas electrónicas que pueden utilizarse en diferentes escenarios, según el nivel de seguridad y garantía de autenticidad que se necesite:
Firma electrónica simple
Es la manifestación de voluntad de una persona hacia un dato electrónico que se asocia a un documento firmado. Ejemplo: Aceptar o rechazar una opción que aparece en ventanas al utilizar las páginas web o escanear una firma manuscrita.
Esta firma es adecuada para contratos mercantiles, títulos valor, contratos bancarios de cuentas corrientes, documentos laborales y societarios. Su uso es común en transacciones de bajo riesgo y documentos que no exigen altos niveles de seguridad.
Firma electrónica avanzada
Tiene como base la firma simple incluyendo mecanismos tecnológicos que permiten la vinculación única al firmante. Utiliza verificación de identidad y detecta cambios posteriores a un documento electrónico. Ejemplo: La validación de identidad a través de un mensaje de texto al celular o una firma dibujada en una tablet.
Esta firma es utilizada en contratos de mayor complejidad o en situaciones donde se requiere una identificación más exacta, además de su uso para los casos de la firma electrónica simple.
“En el Perú, a esta versión de firma electrónica se la conoce como “robusta», ya que integra biometría para verificación de identidad como primer paso. De esta forma, se agrega un factor de identidad que se vincula con la firma y reduce la posibilidad de ser repudiada. Esta firma es la más utilizada por las empresas peruanas que buscan simplicidad y agilidad en sus procesos”, comenta el experto de Sovos, empresa líder en soluciones para verificación de identidad biométrica.
Firma electrónica cualificada
Considerada el estándar más alto en términos de seguridad, utiliza criptografía asimétrica con claves públicas y privadas. Garantiza no solo la identificación del firmante, sino también la integridad del documento y su inmunidad a modificaciones. Funciona con un certificado digital cuya validez de identidad digital es legal e incuestionable. Ejemplo: La firma digital de un documento electrónico.
Esta firma es válida para todos los casos que cubren las otras categorías, además de ser indispensable en actos societarios y otros instrumentos públicos.
Beneficios de las firmas electrónicas
La implementación de firmas electrónicas trae consigo múltiples beneficios como la reducción de costos al eliminar el uso de papel y los gastos asociados a la impresión, almacenamiento y envío físico de documentos. Asimismo, facilita la eficiencia operativa al permitir la firma remota y automatizar la gestión de documentos, aumentando la trazabilidad y minimizando errores.
“En la industria de telecomunicaciones estamos observando un caso de éxito de uso de las firmas electrónicas robustas, al optimizar en un 27% su eficiencia operativa con las facilidades y simplicidad que otorga esta herramienta a sus miles de usuarios”, agrega Xavier Flores.
En términos probatorios, la legislación peruana establece que, en caso de disputa, quien invoque una firma electrónica simple o avanzada debe demostrar su autenticidad. En el caso de la firma cualificada, la carga de la prueba se invierte, exigiendo a quien la niegue que demuestre su invalidez. Para que esta última sea admitida como prueba en procesos judiciales o administrativos, debe cumplir con estrictos requisitos técnicos y legales, incluyendo el uso de certificados emitidos por entidades acreditadas y software validado por la autoridad competente.
La adopción de firmas electrónicas en el Perú representa un avance significativo hacia la transformación digital. Su capacidad para fortalecer la confianza, garantizar la seguridad y optimizar procesos legales y administrativos consolida su rol como herramienta clave en un entorno cada vez más digitalizado.