Ser parte de la experiencia que entregan los deportes, donde un solo punto o un error pueden cambiar el resultado, es fascinante. Son momentos inciertos y complejos donde la alta competencia refleja, en segundos, lo que otros equipos humanos viven en búsqueda de sus objetivos en meses o años en las organizaciones. Por ello, es un reflejo de los factores críticos de desempeño y de la gestión de talento, que permitirá ser capaces de identificar en qué competencias debemos enfocarnos como líderes, para la toma de decisiones correctas.
Para ello, existen tres preguntas fundamentales que debemos responder de la forma más objetiva posible en este análisis: ¿sabemos cómo lograr el resultado deseado?, ¿podemos realmente lograrlo?, ¿estamos comprometidos en lograrlo? Estas preguntas están asociadas al diagnóstico desapasionado de si tenemos capital humano necesario para aspirar a los resultados ambiciosos planteados. Se aplican a una organización deportiva, institucional o empresarial; entendiendo por capital humano ese activo que cada persona porta consigo misma, dondequiera que se desenvuelva personal y profesionalmente.
Expertos plantean que el capital humano se compone de tres tipos de recursos: el Capital Intelectual, constituido por el conocimiento, la habilidad, la capacidad de aprender y la experiencia acumulada; el Capital Social, constituido por la credibilidad y consistencia de la persona en sus relaciones y redes, que le dan acceso a los recursos de otros integrantes; y, finalmente, el Capital Emocional, constituido por la consciencia acerca de nuestra propia capacidad, la autoestima y la integridad personal. Según los autores, en la búsqueda de resultados, las personas sólo logran acciones efectivas si confían en sí mismas, y si tienen el coraje y la tenacidad para utilizar su conocimiento y las relaciones en la búsqueda del resultado.
“Evaluar el capital humano requiere profundizar en sus tres dimensiones. Más aún en medio de esta nueva realidad pospandemia, donde debemos quedarnos con el capital emocional como el gran diferenciador frente a las crisis y la incertidumbre. Ideal sería que cada persona tenga equilibrio en las tres dimensiones, pero lo cierto es que los exigentes resultados en la arena competitiva son, cada vez más, un logro de equipo. Por tanto, los responsables de la gestión ya sean líderes, gerentes, entrenadores, o deportistas, han optado por la búsqueda de un equilibrio colectivo, en el que también se benefician de la ansiedad, porque esta genera la necesidad de confiar en cada uno y en todos al mismo tiempo”, explica Gonzalo Galdos, Chair de Vistage.
Es importante evitar el error estratégico de sobreestimar la capacidad emocional para la acción sostenida y eficaz en momentos críticos. No debemos enfocarnos en el resultado deseado, en lugar de trabajar duro para cerrar las brechas en personas y competencias. En los deportes, como en la gestión empresarial, el factor crítico no pasa por el conocimiento y la habilidad, dado que el primero se puede adquirir, y el segundo se empieza a suplir con entrenamiento.
Por ello, el verdadero reto está en promover un buen clima emocional y relaciones integradoras y positivas, ya que en la gerencia y en la alta competencia, el aprendizaje requiere tomar el riesgo de actuar y equivocarse, pero con plena conciencia de nuestras virtudes y limitaciones; de lo contrario, su ejercicio es temerario y negligente.