Por Samuel Necochea, asesor estratégico de marketing digital, publicista, mentor en marketing de la Fundación Simón de Cirene y director de Tarima
En un mundo cada vez más digitalizado, la integración de la tecnología y la humanidad se ha convertido en un tema central de las estrategias de marketing para conectar con sus audiencias. El 75% de las empresas de marketing y publicidad ya utilizan la Inteligencia Artificial (IA) para crear campañas personalizadas, pues ha demostrado ser una poderosa herramienta para que las empresas interactúen con sus clientes. Sin embargo, para alcanzar su máximo potencial requiere ser humanizada y democratizada. Y ese es el desafío para la industria. En este punto radica la capacidad de establecer conexiones más profundas con sus audiencias y aumentar las tasas de conversión.
Pero, ojo, que humanizar la IA no significa desarrollar algoritmos sofisticados. Se trata de infundir empatía, ética y comprensión cultural al corazón de la tecnología. Al dotar a los sistemas de IA con la capacidad de entender las emociones humanas y adaptarse a las necesidades individuales, se pueden crear experiencias más auténticas y significativas para los consumidores. Por ejemplo, las empresas pueden utilizar IA generativa para personalizar sus interacciones con los clientes, ofreciendo recomendaciones y respuestas que reflejen una comprensión profunda de sus preferencias y deseos.
También se debe tener en cuenta que en la era del contenido on-demand, las microseries y los podcasts han surgido en los últimos años como formas útiles de conectar con las audiencias modernas. Estos contenidos permiten a las marcas contar historias de manera más íntima y profunda, capturando la atención de las personas en un mundo saturado de información.
Las microseries, con su formato episódico y su narrativa envolvente, permiten construir relaciones a largo plazo; mientras que los podcasts comparten conocimientos y experiencias de manera accesible y atractiva, posicionando a la marca como experta, al mismo tiempo que genera lealtad entre los oyentes.
Esto ha permitido democratizar el marketing de contenidos, es decir, hoy cualquier empresa, independientemente de su tamaño o presupuesto, puede crear contenido de calidad que resuene con su público objetivo. Ya no se necesitan montos gigantescos para producir contenido valioso, pero sí se sigue necesitando estrategia y creatividad, para que el contenido llame la atención.
Es importante tener en cuenta que la competencia ya no se limita únicamente a nuestros competidores directos, sino que también competimos contra una variedad de estímulos presentes en las múltiples plataformas a las que estamos conectados diariamente. Por lo tanto, es crucial estar preparados para destacar en este entorno exigente y en constante evolución.