Impulsar el empleo juvenil es clave para fortalecer la competitividad y productividad de la economía peruana

 La inserción laboral de los jóvenes es clave para impulsar el desarrollo económico y social, ya que su participación en el mercado laboral aumenta la productividad y competitividad del país.

Detenernos a pensar en la inserción de los jóvenes en el mercado laboral es fundamental, ya que su participación impulsa el desarrollo social y económico del país. Actualmente, la evidencia resalta la urgencia de enfocarnos en las oportunidades laborales para los jóvenes. De hecho, la incorporación de los jóvenes al mundo laboral aporta innovación y dinamismo a las empresas. Además, su capacidad de adaptación a nuevas tecnologías y su creatividad son activos clave para la competitividad de cualquier organización.

“Fomentar el empleo juvenil contribuye a la movilidad social y al crecimiento económico sostenible. Cuando los jóvenes acceden a trabajos formales y bien remunerados, aumenta su capacidad de consumo e inversión, fortaleciendo distintos sectores productivos. Asimismo, contar con una generación de trabajadores jóvenes motivados y capacitados garantiza la continuidad del desarrollo del país, creando una sociedad más equitativa y con mayores oportunidades para todos”, sostuvo César García, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).

¿Qué está ocurriendo con los jóvenes?

En 2024, aproximadamente 707 mil jóvenes formaban parte de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada –aquellas personas que cuentan con un puesto de trabajo–, lo que refleja una disminución del 3% en comparación con 2023. Se trata de 24 mil jóvenes menos con empleo en solo un año, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática.

“La contracción refleja una disminución en la generación de empleo para los jóvenes y un retroceso en el acceso a puestos estables y bien remunerados. Esta problemática no solo impacta en su presente, sino que también tiene repercusiones a largo plazo, ya que limita su desarrollo profesional y personal. Además, incrementa el riesgo de subempleo, pues ante la escasez de trabajos formales, muchos jóvenes con educación superior se ven forzados a aceptar empleos precarios o con condiciones que no corresponden a sus competencias y expectativas, sin obtener un salario adecuado para satisfacer sus necesidades básicas”, explicó García.

El subempleo ocurre cuando las personas con educación superior tienen que trabajar menos horas, desempeñar trabajos que requieren una menor calificación de la que poseen o trabajar en sectores menos productivos, con el fin de no quedar desempleados. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en 2024, aproximadamente 439 mil jóvenes de entre 14 y 24 años se encontraron en situación de subempleo, lo que marca una disminución del 1.7% (20 mil jóvenes menos) en comparación con 2023. Sin embargo, a pesar de esta reducción, el 53% de los jóvenes de este grupo de edad sigue enfrentando el subempleo, lo que significa que más de la mitad de jóvenes padece esta problemática, reflejando un desafío para el mercado laboral juvenil.

“Mientras los empleos para los jóvenes no sean de calidad, es fundamental que el Gobierno, el sector privado y las instituciones educativas trabajen en conjunto para cerrar las brechas existentes. En este contexto, resulta clave identificar los sectores y profesiones con mayor demanda de trabajadores, de modo que los jóvenes puedan desarrollar sus habilidades, orientar su talento y enfocar su esfuerzo en esas áreas estratégicas”, mencionó el economista.

Enfocar la formación en lo que demanda el mercado laboral

Durante el periodo de formación educativa, se forjan las herramientas necesarias para acceder a empleos de calidad, por lo que es fundamental saber qué sectores buscan más trabajadores. En la actualidad, más de un millón y medio de jóvenes siguen una carrera universitaria en Perú; sin embargo, de acuerdo con el INEI, 7 de cada 10 jóvenes enfrenta problemas de inadecuación ocupacional porque no encuentran empleos acordes a sus estudios. Esto significa que, a pesar de contar con formación superior, no logran acceder a empleos que estén alineados a sus carreras profesionales. Ante esta situación, García explicó que es importante identificar las áreas de alta demanda para mejorar la empleabilidad de los jóvenes.

El especialista indicó que la educación superior técnica ofrece una solución viable para que los jóvenes se especialicen en empleos que buscan más trabajadores. Recordemos que la educación técnica no solo permite a los jóvenes adquirir habilidades prácticas y específicas, sino que también brinda una formación más rápida y accesible económicamente que se adaptan a las necesidades del mercado laboral actual.

“Es clave enfocar la formación de los jóvenes en habilidades tanto técnicas como blandas, como la comunicación, el trabajo en equipo y la resolución de problemas. Este enfoque permitirá que los jóvenes sean más competitivos y productivos, lo que aumentará sus oportunidades de acceder a empleos formales. Además, las instituciones educativas, en un trabajo articulado con un actor clave como el sector privado, deben adaptar sus programas a las demandas del mercado laboral”, indicó el economista de REDES.