- Este indicador es el componente más importante del PBI y es la primera vez que registró un retroceso desde la pandemia del COVID-19.
- Con el consumo privado se mide la suma de compras de bienes y servicios que realizan las familias, explicó Mónica Muñoz-Nájar, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
En su último informe trimestral, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) informó que se ha registrado la caída de distintos indicadores, entre ellos, el más importante: el consumo privado (-0.1%). Con este resultado, es la primera vez desde la pandemia del COVID-19 que se ha observado un retroceso en el mismo, el cual –además– representa el 60% del Producto Bruto Interno (PBI) total cada año.
“El consumo privado es un indicador clave para la actividad económica. Con él se mide la suma de todas las compras de bienes y servicios que realizan las familias y las empresas. Aquí se incluyen, por ejemplo, las compras de vivienda, alimentos, ropa y transporte. Entre los gastos más importantes se encuentran aquellos destinados a restaurantes (8.3%), transporte terrestre (6.8%) y educación privada (5.4%)”, especificó Mónica Muñoz-Nájar, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
Con estas cifras, y en un contexto de recesión económica que enfrenta nuestro país, la caída de este indicador clave podría impactar en la creación de más puestos de trabajo. “Recordemos que, cuando las familias y los hogares gastan más, las empresas requieren de la contratación de más personas para satisfacer la demanda que se va creando. Cuando ocurre lo contrario, y en un periodo de desaceleración económica, esto afecta la creación de empleos e impacta en los ingresos que se puedan alcanzar», explicó Muñoz-Nájar.
Así ha evolucionado el consumo privado hasta la fecha:
¿Qué factores han repercutido en este resultado?
La economista de REDES precisó que, en el tercer trimestre, el consumo privado fue afectado por la desaceleración de puestos de trabajo ante el deterioro de la confianza del consumidor y la reducción de la capacidad adquisitiva. Esta baja confianza produce que los consumidores disminuyan los gastos que realizan en bienes y servicios no esenciales: por ejemplo, pueden optar por dejar de consumir en restaurantes, no viajar o dejar de comprar ropa nueva.
“A la baja confianza que ya existe se suma el perjuicio que ha generado la alta inflación, que ha venido afectando la capacidad adquisitiva de todos los peruanos. Si observamos el poder adquisitivo tomando como base diciembre del 2021, el ingreso real promedio cayó de S/1,918 en octubre de 2019 a S/ 1,750 en octubre del 2023 en Lima Metropolitana, representando una baja de -8.76%”, subrayó Muñoz-Nájar.
Aunque las cifras son negativas para el indicador, hacia adelante se espera que este pueda recuperarse. Al respecto, el BCR ha estimado que el consumo privado pueda crecer solo un 1.2% al cierre de este año; sin embargo, para el 2024 se tiene previsto alcanzar un crecimiento de 3%.
“El Fenómeno El Niño (FEN) es el principal riesgo que nuestra economía enfrenta para que la inflación pueda reducirse, especialmente la inflación alimentaria (alimentos y bebidas no alcohólicas). El Senamhi ha adelantado que esta situación podría impactar en los procesos fisiológicos de distintos cultivos que son clave del país, lo que podría ocasionar un aumento en sus precios”, anotó la economista de REDES.
Ante este panorama, Muñoz-Nájar enfatizó en que se requieren políticas de reactivación para el empleo, así como recuperar los niveles de confianza y la inversión privada. Además, recordó que la inflación ya está descendiendo y ahora se encuentra en 3.64% en Lima Metropolitana. Al respecto, se espera que retorne a su rango meta (1-3%) entre marzo y abril del próximo año, lo que contribuiría a que su impacto no se profundice en los sectores más vulnerables de la población.