¿Cuál ha sido el proceso de evolución de los data center?
Años atrás, durante las primeras eras de la informática y de las redes empresariales, los servidores que contenían toda la información de la organización se encontraban físicamente en alguna habitación u oficina. Para ese entonces, las conexiones eléctricas eran bastante simples y la infraestructura de los servidores era tan robusta que los equipos se podían refrigerar y limpiar fácilmente.
“Desde esa pequeña habitación hasta los Centros de Datos actuales, se ha visto una gran evolución y una multitud de transformaciones, cambios y mejoras. Sin embargo, muchas empresas aún mantienen grandes equipos electrónicos como servidores y centros de procesamientos de datos, que pueden implicar altos riesgos e incidentes de seguridad costosos en sus organizaciones”, explica Juan Rafael Rodríguez Laverde, Digital Solutions Manager de InterNexa.
Frente a ello, la solución para muchas áreas de TI fue transferir toda la valiosa información a empresas de servicios de tecnología que poseen mucha más experiencia, recursos y pueden seguir el ritmo de actualizaciones y cambios, ya que los datos son el activo más importante de cualquier organización. Aunque esta acción debería ser prioridad, al tratarse de la seguridad de la organización y la información, en muchos casos tiene la última prioridad.
A raíz de ello, los Data Center se desarrollaron y se convirtieron en aquel lugar que alberga la red de equipos informáticos de una organización, que además contempla un suministro de energía optimo y resiliente, con adecuados sistemas de climatización y las medidas de seguridad que garanticen el acceso a quienes solo deben hacerlo. Además, se implementaron servicios complementarios para dentro y fuera del ecosistema del Centro de Datos, que gracias a la conectividad y a las redes IP es posible integrarlos con las infraestructuras en coubicación de los clientes.
“En ese sentido, la nube híbrida se volvió un complemento importante en esta estructura. Hasta hace un par de años, el paradigma de la Nube, en especial la pública, estaba basada en un camino prácticamente lineal: el Journey to Cloud 1.0, donde se pretendía que el cliente transitase etapas tal como si fuese un sistema multinivel, donde solo quienes lograban migrar todas sus cargas de trabajo, servidores y aplicaciones a las nubes públicas, serían quienes podrían acceder a los mejores beneficios y posibilidades en el ámbito tecnológico”, detalla Rodríguez
Sin embargo, explica que la deuda digital de lo no-migrable, una realidad de muchas compañías, además de la inversión de traer los datos a tierra y los costos recurrentes impredecibles, convirtieron a este proceso en una situación aún más compleja. En este contexto, el viaje generó el concepto de “donde mejor me convenga” a la ecuación y es así como surge el concepto de Nube Hibrida.
Es así como los Data Center, en premisas o como servicio, hacen parte de este concepto de Nube Hibrida, ya que, en este escenario heterogéneo, los servicios pueden estar compuestos por cargas o subservicios que están en capas distintas y todos trabajando de manera integrada, logrando un gran paso hacia adelante en términos de seguridad, confiabilidad y disponibilidad de los servicios de TI.
“Dar el paso a la Nube Hibrida no tiene que ser necesariamente algo que se hace en un solo salto. Puede darse de manera escalonada, por fases y transiciones que mejor se acomoden a las necesidades y realidades de las organizaciones. El Data Center es un peldaño, una palanca que ayuda a sostener un entramado que requiere ser sostenido en varios puntos y asegurar que sea estable, seguro, confiable, con la capacidad de interconectarse de una manera confiable y con un costo-eficiente al ecosistema mundial”, recalcó el experto.
En el Perú, muchas organizaciones aún mantienen gran parte de su infraestructura de forma local, con un 5.7% de participación de mercado, mostrando el inicio de la migración, que con el apoyo de proveedores expertos como InterNexa, dando continuidad de negocio y acercamiento a la digitalización, a través de red de transporte confiable sobre torres de alta tensión conectadas a tres sistemas de cable submarino y más de 50 mil kilómetros de fibra óptica a lo largo de toda América Latina, asegurando la continuidad de los modelos de negocio de muchas organizaciones.