Por Joelma Gouveia, VP de Supply Chain en Kimberly-Clark América Latina
Actualmente vivimos en un contexto en donde las brechas de género se siguen perpetuando en la sociedad y en todos los aspectos que la rodean. El sector más preocupante, y al cual no se le da la importancia debida, es el laboral. Según un estudio de IPSOS realizado junto con el Global Institute for Women’s Leadership del King’s College London, en el Perú, 22% de los ciudadanos consideran este problema como un exceso de la corrección política. Lo que se traduce en un desafío para todas nosotras en cuanto al ingreso al mercado laboral u oportunidades de crecimiento para obtener puestos de liderazgo.
En mi experiencia, conozco las capacidades que tenemos para desarrollarnos en el trabajo. No obstante, la situación para las mujeres se agudiza al punto de que, para este 2021, la tasa de desempleo femenino se ubica en 15.3%, 4.2 puntos porcentuales más que el masculino, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Esto deviene en que más de la mitad de la población desempleada esté conformada por mujeres. Ante este panorama, los líderes empresariales y ejecutivos deben tomar conciencia sobre el ambiente laboral que están creando. Es en ese sentido, y apelando a lo aprendido en mi vida profesional, comparto la fórmula para lograr un mayor equilibrio entre hombres y mujeres.
En primer lugar, debemos dejar atrás los prejuicios sobre las capacidades entre hombres y mujeres. Todos somos profesionales con grandes capacidades, y cada uno tiene sus ventajas y desventajas. Por ello, es importante ofrecer entrenamientos para ayudar al equipo a identificar oportunidades y traer temas de inclusión y diversidad para debatir. En nuestra compañía, se realiza constante conciencia sobre lo relevancia de este tema. Asimismo, realizamos anualmente una semana en donde se aborda la inclusión y diversidad con distintas actividades en donde resaltamos cómo la igualdad de género, elemento clave de nuestra cultura organizacional, es esencial para el mejor desarrollo profesional de todos nuestros colaboradores.
Un segundo punto que abordamos es lo que nos gusta llamar “la división del conocimiento”. Y es que es importante explorar el potencial de nuestro equipo, así como sus falencias con el objetivo de ayudarlos. Por eso, es primordial que las empresas inviertan en entrenamientos y capacitaciones continuas en torno a temas relacionados a la compañía. Desde 2018, nosotros promovemos el programa Supply Chain University, en colaboración con Accenture Academy, en donde proporcionamos acceso a más de 1,300 cursos enfocados en seguridad, calidad, compras y logística. El objetivo es que los empleados aprovechen estos recursos, incentivar su desarrollo profesional y reforzar sus habilidades de liderazgo para que estén listos para afrontar la dirección de un grupo humano.
Como paso final, es necesario que los estándares de las compañías evolucionen para responder de manera eficaz y rápida ante la brecha del género. En ese sentido, las empresas deben generar iniciativas centradas específicamente en el desarrollo profesional de las mujeres. Un ejemplo claro es promover políticas concretas de contratación para aumentar la representación femenina entre sus colaboradores. Uno de nuestros más grandes proyectos fue el programa Women Proactive Sourcing, el cual, desde 2019, realiza convocatorias para buscar candidatas aptas para las áreas comerciales y de operaciones, con el objetivo de crear un banco de talentos femeninos. Esto permitió una contratación cuatro veces mayor de mujeres en nuestro sector de Supply Chain en la región, lo que demuestra que pequeñas acciones pueden aportar grandes resultados.
La inclusión de más mujeres depende de acciones consistentes, y si aplicamos estrategias como las descritas anteriormente, los beneficios se ven multiplicados. Por ello, es importante que invirtamos más en este tipo de fórmulas para lograr un mejor rumbo hacia la equidad de generar y conquistemos un ambiente de trabajo más diverso, inclusivo e igualitario para todos.