Desde hace algunos años siento un especial interés por conocer la participación de las mujeres peruanas en cargos gerenciales y, precisamente, hace unas semanas, encontré una investigación muy interesante al respecto; se trataba de la séptima edición del estudio de Deloitte denominado “Mujeres en los Consejos de Administración: una perspectiva global” y en sus conclusiones determinaron que las mujeres ocupan el 10.4% de los puestos de las juntas directivas en América Latina y 9.59% en el Perú, lo que, sin duda evidencia un avance pausado en la paridad de género; sin embargo, es evidente que las mujeres estamos marcando una gran diferencia dentro de diversas posiciones en las empresas.
En este contexto, creo que es válido preguntar: ¿por qué es necesario incluir al talento femenino en cargos gerenciales? Además de una cuestión ética, las cualidades que poseemos nos hacen un aliado ideal para potenciar el desarrollo de los negocios, ya que aportamos una visión muy complementaria en la toma de decisiones y, está comprobado que tenemos una mayor empatía durante el trabajo con grupos de interés, así como en temas de sustentabilidad. Asimismo, favorecemos la integración de la diversidad, mejorando el perfil innovador de las empresas.
Entonces, si queremos mejorar las cifras desprendidas del estudio mencionado, es muy importante entender que la mejor forma de evolucionar en un mundo tan competitivo como el ejecutivo, es potenciando algunas habilidades y capacidades como: el liderazgo, la comunicación asertiva y el trabajo en equipo.
Desde mi propia experiencia y viendo a las mujeres de mi familia, a través de las últimas tres generaciones, sacar adelante a los suyos, me enseñó a tener pasión en el trabajo, poner mucho empeño en cada actividad, tratar de mantener una actitud positiva día con día, mantener el equilibrio en la vida y realizar las tareas pensando en nuestro seres queridos, son herramientas importantes para aumentar las posibilidades de alcanzar nuestros objetivos y por qué no, llegar a ocupar en el tiempo, cargos con mayor responsabilidad que nos regalen una gran satisfacción.
Este empoderamiento laboral femenino, se debe, no solo a que estamos más instruidas y activas, sino que hemos demostrado con nuestra presencia en el campo ejecutivo que podemos ser exitosas y visionarias.
La pandemia, sin duda, modificó muchas de nuestras costumbres, es por eso, que ahora son de importante valor destrezas como la apertura y la flexibilidad, que permiten afrontar los cambios que pueden surgir en una empresa.
Estoy convencida de que el rol ejecutivo de las mujeres en las organizaciones irá en aumento, pero lo interesante y poco analizado del debate sobre la equidad de género, es que la línea divisoria entre un hombre y una mujer, es solo mental. Hoy en día, puedes ser la mejor versión de ti, sin importar el lugar donde naciste, tus gusto y preferencias o tu género.
Por ello, recomiendo a todo profesional que deseen seguir por el camino empresarial, a tener sus objetivos claros y definidos, no perder la sensibilidad y conocer bien en qué medio social se encuentran.