Su aplicación puede ir mucho más allá de la promoción de destinos y de actividades.
Tras varias décadas oyendo hablar de la realidad virtual como una tecnología muy próxima y revolucionaria, para que, finalmente, se va a empezar a generalizar su uso en diversos ámbitos. Lo cierto es que esta herramienta siempre se ha percibido como un hito que nunca acababa de consolidarse; se podían ver impresionantes demostraciones en convenciones especializadas y presentaciones de productos; pero su presencia no pasaba de aquí. Ahora, ya se encuentra entre nosotros.
De hecho, esta tecnología está avanzando en diversos sectores, para poder ofrecer elementos novedosos en sus servicios. Los aficionados al clásico juego de la Roulette empiezan a encontrar opciones virtuales para este entretenimiento. En el mundo de los videojuegos, los productos ya no se limitan a los avanzados simuladores de aviones: ahora, ya existe representación de la RV en géneros muy diversos. Y, curiosamente, uno de los mercados en los que empieza a tener una considerable presencia es el del turismo.
¿Por qué decimos “curiosamente”? Pues porque, a priori, podría parecer contradictorio que la realidad virtual ayude a este sector. Si se puede acceder a lugares remotos virtualmente, ¿para qué viajar físicamente? Bien, evidentemente, la cuestión no es tan simple. Lo cierto es que se puede crear notables sinergias entre el turismo y esta tecnología. Y, de hecho, eso es lo que ya está ocurriendo. Principalmente, la idea es conseguir promocionar un destino para visitar, a través de la realidad virtual.
De esta forma, los usuarios pueden ver las maravillas que les esperan si adquieren el viaje. Ya sean playas paradisíacas, paisajes de ensueño, largas rutas por la naturaleza o edificios icónicos, el potencial visitante puede experimentar, con una inmersión de gran realismo, detalles que le empujen a contratar los servicios de la empresa de turismo. Pero este fenómeno no se limita a la elección del destino; también puede servir para elegir el hotel donde se hospedarán o algunas actividades (museos, gastronomía, etc) que se pueden contratar de antemano.
Es especialmente interesante la posibilidad de experimentar algunas actividades virtualmente antes de realizarlas presencialmente. En el caso de aquellas de aventura o más riesgosas, puede servir al usuario para acabar de decidir si las contrata o no; por ejemplo, las que están relacionadas con las alturas y el viajero no acaba de saber si le reportarán una experiencia agradable. También puede servir como entrenamiento para el momento del viaje: por ejemplo, un recorrido virtual por aeropuertos especialmente complejos en cuanto a organización.
Pero no debemos olvidar otro tipo de servicio: las experiencias virtuales únicas. Es decir, sin un viaje físico. ¿Va esto en contra del sector turístico? No necesariamente. ¿Por qué? Porque las empresas de este sector son las más preparadas para ofrecer este tipo de productos, lo que complementaría su actividad principal, la de los viajes convencionales. Añadiendo la tecnología adecuada, se pueden crear paquetes de productos que incluyan la visita virtual a destinos con diferentes recorridos.
Esta posibilidad cobra especial importancia cuando hablamos de uno de los entornos que puede cambiar, para siempre, nuestra concepción de lo digital. Nos referimos al Metaverso. Este nuevo mundo virtual está en plena construcción. Y, pese a los retrasos y la falta de noticias, es posible que esté operativo en algunos años. Si, realmente, el proyecto llega a buen fin, implicará la revolución en las relaciones personales, el ocio y, probablemente, en los viajes. En un nuevo universo en el que no existen las distancias ni las fronteras, el turismo manifestará una profunda revisión.
Por tanto, el sector debe empezar una adaptación que implica, sin duda, la incorporación de la realidad virtual a su modelo de negocio. Sólo así podrá aprovechar las oportunidades y no quedarse obsoleto. En este caso, de nuevo, su gran ventaja es el profundo conocimiento del negocio, que le permite seguir ofreciendo sus servicios habituales, aunque mediados por esta tecnología. Eso sí, es imprescindible una inversión en equipos y la adecuada formación de su personal.
En definitiva, la sinergia entre la realidad virtual y el turismo no sólo representa un activo de gran importancia para fortalecer el sector; además, parece ser un hecho inevitable. Especialmente, si se pretende mantener o aumentar la competitividad y dar respuesta a las demandas de los clientes.