Las 5 tensiones que las marcas deben tener en cuenta para construir conexiones significativas y auténticas con los jóvenes

Ellos son nativos digitales, emocionalmente complejos, de identidades fragmentadas, conectados y ansiosos, responsables y con conciencia social.

Los adolescentes de hoy, nativos digitales, experimentan el mundo a través de una lente digital, que ajustan de acuerdo a sus intereses y circunstancias. Pueden ampliarlo y ser globales o acomodarlo a un entorno más pequeño como el de sus grupos de pertenencia. Este lente moldea su forma de consumir, relacionarse y construir su identidad. Un reciente informe de Ipsos, líder mundial en investigación de mercado, explora cómo las creencias, actitudes y comportamientos de los adolescentes están evolucionando en esta era de redes sociales, cambio climático e inestabilidad económica, y resalta las transformaciones que las marcas deben abordar para profundizar su conexión con el público joven.

El informe identifica las características esenciales que definen a estos adolescentes y jóvenes. Destaca que son emocionalmente complejos, enfrentando un rango amplio de emociones y nuevas presiones sociales en un entorno cada vez más digitalizado. Sus identidades son múltiples y adaptativas, variando en función de los contextos y grupos con los que interactúan. A pesar de valorar las conexiones que proporcionan las redes sociales, son conscientes de sus efectos negativos, como la presión por mantener una imagen ideal y la comparación social constante. También muestran una fuerte conciencia social y una preocupación por el futuro del planeta, buscando alinear sus preferencias de consumo con marcas que compartan sus valores éticos y de sostenibilidad.

En base a este estudio Ipsos señala las 5 tensiones que las marcas deben tener en cuenta para construir conexiones significativas y auténticas con los jóvenes: equilibrio entre salud mental y física, influencia positiva en redes sociales, comunicación auténtica y oportuna, fomento de la educación y formación, y la construcción de un futuro prometedor.

Estas tensiones ofrecen oportunidades significativas para que las marcas generen conversaciones auténticas y establezcan conexiones más profundas. En primer lugar, se destaca la salud mental versus la física: las marcas tienen la oportunidad de promover un bienestar integral, proporcionando recursos y apoyo tanto para la salud mental como física. Segundo, la influencia de las redes sociales: es crucial utilizar su voz para fomentar interacciones positivas, combatir el ciberacoso y promover un uso responsable de estas plataformas. Además, es importante hablar solo cuando realmente se tiene algo valioso que decir y colaborar para evitar el ruido innecesario; esta generación tiende a rechazar los mensajes oportunistas o vacíos. En cuarto lugar, el valor por la formación: ofrecer alternativas y oportunidades para el desarrollo del conocimiento, ya sea profesional o temático, puede resonar bien con estos jóvenes. Finalmente, el contraste entre el pasado y el futuro: las marcas pueden inspirar esperanza y mostrar cómo están trabajando para construir un futuro mejor mediante iniciativas de sostenibilidad, innovación social o apoyo a la comunidad.

“Las marcas necesitan entender que esta generación busca construir una conexión genuina y bidireccional. No se trata solo de hablar, sino de escuchar, empatizar y colaborar. Deben actuar con transparencia, responsabilidad y un compromiso real no sólo con las causas que preocupan a estos jóvenes, sino también con el bienestar general de ellos y sus grupos de pertenencia. Además, el vínculo debe ser a largo plazo y no un destello de oportunismo para venderles algo”, comenta Wendy Mendez Casariego, Qualitative Account Director de Ipsos UU Argentina.

Y concluye: “Esta generación, hiperconectada e informada, entrega su confianza a quienes sean capaces de demostrar con hechos, no solo palabras, su compromiso con ellos y con el futuro. Están abiertos a acompañar a los agentes de cambio positivo para la sociedad».