Las empresas se han visto obligadas a brindar soluciones rápidas ante la coyuntura actual. Hoy en día se está optando por estrategias que apunten a disminuir costos y que promuevan la productividad laboral. Tal es el caso de la tercerización o el outsourcing, ya que permite a las empresas concentrarse en el desarrollo de su actividad principal. Por supuesto, garantizando la calidad de los servicios que los proveedores deben de respaldar con su experiencia.
“Incluso, en pequeñas empresas, optar por el outsourcing, ofrece la posibilidad de ampliarse hacia otros mercados, directa o indirectamente, permitiendo con ello aminorar costos, evitar efectos de fluctuación, etc.”, comenta Alfredo Salgado, gerente general del Grupo EULEN Perú.
Si bien, hasta hace unos años la tercerización era exclusivamente una apuesta de las grandes empresas, de acuerdo a estudios del Global Research Marketing, hasta abril de 2018, más del 86% de las organizaciones apostaban por el outsourcing en Perú, siendo pymes especializadas, la gran mayoría de compañías que subcontratan a proveedores, para dinamizar su producción.
Asimismo, según la fuente, un 33,5% se enfoca en reclutamiento de personal, convirtiéndose en el sector que más se opta por tercerizar en el país, a este le siguen la administración de comedores y la administración de planillas. No obstante, aún hay quienes confunden al outsoursing con la intermediación laboral. Es por ello que el ejecutivo brinda algunas diferencias principales que no deben pasarse por alto:
Carácter de la contratación
A diferencia del outsourcing, las actividades de intermediación pueden ser de carácter temporal o complementarse con las del core business sin estar relacionadas de forma directa. En cambio, en la tercerización se presta un servicio integral, que resulta ser parte de la cadena productiva de la empresa usuaria.
Responsabilidades
Otro punto, es que al optar por la intermediación la empresa debe realizar un seguimiento al desarrollo del servicio, es decir, existe un seguimiento que garantice la calidad de este. Asimismo, la compañía solicitante tiene facultades para fiscalizar el trabajo solicitado. Por el contrario, en el outsourcing, al tratarse de una relación netamente comercial, el contratista es el único responsable de los resultados de los servicios prestados.
Si bien existe coordinación entre ambos, la empresa usuaria no tiene poder alguno sobre el personal del tercero (dirección, fiscalización, mucho menos sanción). En resumen, solo puede brindar un control de calidad o satisfacción del servicio.
Ahorro de costos
Si bien ambos pretenden generar rentabilidad en las empresas, en la intermediación laboral, es difícil controlar qué tan económico puede resultar debido a la dificultad de controlar los cambios en la legislación laboral, variable que tiene impacto en la estructura del coste. Por su parte, el outsourcing conlleva un menor costo en temas administrativos y regulatorios.