Una de cada cuatro personas corre el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV). Según la Organización Mundial de la Salud, es la segunda causa de muerte en el planeta. Cada año cobra más de 6,6 millones de vidas. Los reportes son devastadores. En la actualidad, más de 100 millones de hombres y mujeres viven con sus secuelas, es decir, con parálisis de un lado del cuerpo, control motriz débil, músculos tensos y rígidos, problemas de equilibrio, dificultad para comunicarse, entre otras complicaciones limitantes.
Con motivo del Día Mundial del ACV (29 de octubre), el neurólogo intervencionista Manuel Moquillaza, Coordinador del Servicio de Neurología de la Clínica Ricardo Palma, despeja algunos mitos y verdades sobre esta afección.
El ACV se puede prevenir. Verdadero.
El 75% de los casos de ACV puede evitarse si se controla los factores de riesgo neurovasculares como: hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia, tabaquismo, alcoholismo, obesidad, sedentarismo, enfermedades cardiovasculares, así como consumo de drogas. Adquiera un estilo de vida saludable desde la infancia y hágase un chequeo anual para identificar a tiempo cualquier problema de salud.
Las primeras horas de evidenciar los síntomas son decisivas. Verdadero.
Mientras más pronto se reconozca y se trate el ACV, menores serán las secuelas neurológicas y mayor grado de independencia funcional del paciente. Asimetría facial (un lado del rostro caído), disartria (dificultad para articular palabras) y hemiparesia (condición que afecta la fuerza de la mitad del cuerpo de un mismo lado) son los signos más frecuentes del ACV.
Siempre deja secuelas. Falso.
Las secuelas neurológicas son directamente proporcionales al tiempo en que son reconocidos los síntomas por el paciente y los familiares y con la velocidad en que sea tratada la emergencia. Por minuto de ACV mueren 2 millones de neuronas. Tiempo es cerebro. Si presenta algún signo de ACV diríjase a un centro médico que cuente con todo lo necesario para tratarlo.
Solo da a personas mayores. Falso.
Es más frecuente en adultos mayores, sin embargo, es posible evidenciarlo en recién nacidos, niños, adolescentes y adultos. En la última década, el número de personas de más de 35 años con ACV se ha incrementado en forma considerable por hábitos insanos y poca actividad física.
El estrés permanente es un factor detonante de ACV. Verdadero.
El estrés aumenta el nivel de cortisol en sangre. Esta hormona contribuye con la elevación de la presión arterial, principal factor de riesgo modificable para desarrollar un ACV. Éste puede ser isquémico cuando la arteria se ocluye; o hemorrágico, cuando la arteria se rompe y el cerebro se inunda de sangre. A este último se le conoce popularmente como derrame cerebral. El ACV isquémico es el más frecuente (85% de los casos).
La rehabilitación solo es efectiva durante los 6 primeros meses de producido el ACV. Falso
Se ha demostrado que la rehabilitación mientras más pronto se inicie, mayor será la recuperación del paciente. Durante los tres primeros meses es donde se pueden observar mayores resultados, pero se sugiere que la terapia física sea por un tiempo más prolongado hasta que se pueda recuperar el paciente en su totalidad o casi.
Las personas que han tenido un ACV tienen altas probabilidades de que le de otro durante el primer año. Verdadero.
El ACV puede repetirse si no es diagnosticado y tratado de manera correcta, sobre todo en el primer mes.
Realizar ejercicios con regularidad, tener un régimen nutricional balanceado, aprender a manejar la ansiedad y el estrés, evitar el consumo de alcohol y tabaco y controlar las enfermedades crónicas de fondo son factores decisivos para prevenir los ACV. A diferencia de algunos años, cada vez es más frecuente que adultos jóvenes sufran de esta enfermedad que se puede evitar adquiriendo un estilo de vida saludable desde la niñez.