Se acercan las Fiestas Patrias y vacaciones permitiendo que las familias se reúnan para realizar actividades recreativas. Sin embargo, la posibilidad de estar conectado 24/7 ha vuelto borrosa la línea entre la vida laboral y la personal. La desconexión digital, además de ser un derecho, tiene importantes beneficios la salud y desarrollo de los colaboradores.
Es ya de tarde-noche, terminas tu jornada laboral y te dispones a descansar cuando… de repente, suena una notificación en el teléfono. Es un mensaje del trabajo, interrumpiendo tu relajación. Respondes y te inunda el agotamiento. Puede que te hayas encontrado más de una vez siendo protagonista de esta escena o alguna variante similar. No importa dónde vivas, no eres el único. ¿Mal de muchos, consuelo de todos?
La conexión permanente puede conducir no solo al deterioro de la salud psicofísica de los colaboradores, sino también a la desmotivación, baja productividad e, incluso, a la pérdida de talentos. En consecuencia, no son pocas las empresas alrededor del mundo que ya han comenzado a crear “protocolos de desconexión digital” que garanticen el balance vida-trabajo y un genuino bienestar laboral.
Camila Arellano,Customer Success Consultant de Visma Perú, expone que “la desconexión digital es un derecho que tiene todo trabajador de restarse de estar a disposición de su empleador fuera del horario laboral establecido por contrato o en convenios colectivos de trabajo. Es decir, cumplida su jornada, los colaboradores no están obligados a atender ningún tipo de comunicación, sea ésta de un superior, compañeros o clientes. Incluso, pueden desconectar los dispositivos electrónicos facilitados por la empresa durante sus períodos de descanso”.
Pero ¿por qué es importante la desconexión digital? En primera instancia, se trata de una cuestión de bienestar psicológico y físico. En Perú, de acuerdo a una reciente encuesta de la consultora Comscore, los peruanos gastan aproximadamente 180 horas mensuales en línea. De ahí, que sea necesario reducir el tiempo dedicado a los aparatos electrónicos cuando sea posible, como en las vacaciones o momentos en los que podamos desconectarnos de lo laboral.
De igual modo, la desconexión digital favorece la prevención de síntomas de ansiedad, estrés y burnout; todas estas, problemáticas de salud mental vinculadas a la hiperconectividad. Asimismo, como indica Arellano, “la desconexión digital resulta beneficiosa tanto para los talentos como para las organizaciones. A la vez que se reduce el ausentismo y crece la productividad y la calidad del trabajo; la marca de la empresa se ve positivamente favorecida pues estimula amplios beneficios en la vida personal de sus colaboradores: permite centrarnos en el momento presente, aumentar nuestra privacidad y hasta darle un descanso a nuestros ojos”.
Tanto en lo laboral como en la vida privada, la desconexión es vital, por eso la experta señala tres estrategias para lograr esta desconexión:
- Sé consciente de lo que funciona para ti (y lo que no): ¿Realmente querías ver ese nuevo video en reproducción automática? ¿El mensaje no podía esperar tu regreso? Solemos hacer un uso irreflexivo de la tecnología. Pero, solo porque podamos estar constantemente conectados, no significa que debamos hacerlo. Empezar a tomar conciencia plena de nuestros hábitos y consumos digitales es un primer e importante paso para recuperar el control.
- Aprovecha la tecnología para desconectarte: La tecnología puede ofrecer también herramientas de desconexión. Una buena estrategia es utilizar aplicativos que controlen las notificaciones que recibimos. De este modo, e incluso si llevamos el teléfono con nosotros, se evitan interrupciones indeseadas o sentirnos “invadidos” en nuestras actividades. De igual modo, una limpieza y reorganización de las aplicaciones puede contribuir a eliminar la sobrecarga digital.
- Establece límites de tiempo: ¿Haces actividades sin tu teléfono? ¿Dedicas la mayor parte de tu tiempo libre a estar delante de una pantalla? Aunque en horario laboral puede resultar difícil optar por dejar los dispositivos de lado, define instancias “analógicas” en tu vida personal. Delimitar momentos y lugares libres de pantallas puede ayudarte a lograrlo. De igual modo, hacer pequeñas pausas libres de tecnología puede favorecer el bienestar.
Camila Arellano, finaliza explicando que también es necesario aprender a decir “No” dentro de lo laboral. “Más frecuentemente de lo que quisiéramos, podemos sentirnos ahogados por el trabajo y, aun así, creernos en la obligación de tener que aceptar encargos. Más allá de las posibles causas detrás de ello, este tipo de comportamiento ocasiona que la vida laboral tome cada vez más y más de nuestro espacio personal. Es necesario distinguir lo que es del trabajo y asegurarnos de no estar llevando “la oficina” a otros espacios. Por ejemplo, procura que los correos laborales no lleguen a tu correo personal. Desactiva las notificaciones y bloquea tu calendario durante las vacaciones. Y si estamos en Home Office, busquemos liberar nuestro espacio de las herramientas de trabajo o lo asociado a