El entorno de mercado global se encuentra atravesando una fase crítica de reajuste estructural y político.
El panorama financiero internacional continúa caracterizándose por un fuerte componente de incertidumbre, intensificado por la creciente volatilidad en la política comercial de Estados Unidos, el desempeño mixto del sector corporativo y la creciente tensión geopolítica en Europa del Este. A medida que el mundo entra en el segundo trimestre del año, los mercados financieros muestran señales encontradas, mientras las instituciones, empresas y gobiernos lidian con variables cambiantes, desde tasas de interés hasta proyecciones económicas dispares.
En Estados Unidos, la situación se ha tornado especialmente volátil, impulsada en gran medida por la renovada ofensiva verbal del presidente Donald Trump contra el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. En una serie de declaraciones recientes, Trump ha calificado a Powell de «gran perdedor» y «Sr. Demasiado Tarde», reclamando una urgente reducción de tasas de interés pese a que las expectativas actuales del mercado asignan menos de un 10% de probabilidad a un recorte en la próxima reunión de la Fed. Este ataque se contextualiza en medio de un creciente temor sobre la independencia institucional de la Reserva Federal, una preocupación que se intensificó luego de que se conocieran informes sobre la intención del presidente de destituir a Powell. Aunque la Ley de la Reserva Federal de 1913 solo permite la remoción por «causa justificada», sin precedente legal directo, Trump ha explorado vías indirectas para removerlo, incluso contemplando el nombramiento de Kevin Warsh, exgobernador de la Fed, aunque este ha desaconsejado dicha acción.
El debate sobre la autoridad presidencial ha generado un efecto dominó en los mercados. El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años volvió a superar el 4,4%, reflejando una huida de capitales hacia activos más seguros ante la turbulencia institucional. En paralelo, el S&P 500 ha tenido su peor desempeño relativo en 32 años frente al índice MSCI All Country World Ex-US, mientras el índice de «Miedo y Codicia» se desploma a 19 puntos, marcando un claro entorno de miedo extremo entre los inversores.
Las expectativas sobre la política arancelaria del gobierno estadounidense se han tornado especialmente ambiguas. El CEO de Goldman Sachs, David Solomon, afirmó que el reciente retraso en la implementación de nuevos aranceles ha aumentado la incertidumbre en los mercados, y que la volatilidad se mantendrá hasta que se esclarezca la dirección política. En ese contexto, se prevé que los CTAs (Commodity Trading Advisors) se conviertan en compradores constantes de acciones durante la próxima semana y el próximo mes, con flujos que podrían alcanzar hasta 123.000 millones de dólares en un escenario alcista. Incluso en mercados estancados, se espera que los flujos de compra continúen, ayudando a amortiguar parte de la presión de corto plazo sobre la renta variable estadounidense.
Desde una perspectiva macroeconómica, los datos del índice principal mensual de EE.UU. revelan una contracción del -0,7% en marzo, muy por debajo del -0,2% previo, lo que añade argumentos para quienes promueven recortes preventivos de tasas. A pesar de esto, la Reserva Federal ha mantenido su postura restrictiva, lo cual ha sido interpretado por el mercado como una resistencia a la presión política.
En el frente corporativo, varias empresas estadounidenses han presentado sólidos resultados trimestrales, mostrando resiliencia a pesar del entorno incierto. Lockheed Martin reportó un BPA de $7,28, superando ampliamente los $6,39 del año anterior, con ingresos de $17.960 millones, por encima de los $17.810 millones estimados. Verizon también superó expectativas, con un BPA ajustado de $1,19 frente a los $1,15 esperados, e ingresos operativos de $33.500 millones. GE Aerospace sorprendió con un BPA ajustado de $1,49 (estimado en $1,27), alcanzando incluso $1,83 por acción bajo las cifras GAAP. Por su parte, 3M registró un BPA ajustado de $1,88 frente a los $1,77 estimados y ventas de $5.800 millones, elevando su guía anual a entre $7.600 y $7.900 millones.
En contraste, Tesla experimenta una caída del 6% en su cotización ante el temor por los resultados del primer trimestre, presionada por la baja en ventas y la controversia persistente en torno al papel de Elon Musk en DOGE. Asimismo, se observa una actividad creciente de recompra por parte de insiders corporativos, con un ratio de 0,42 entre empresas que compran frente a las que venden, el nivel más alto en 16 meses, lo cual puede interpretarse como una señal mixta entre confianza interna y sobrevaloración percibida.
En el plano legal y regulatorio, la FTC ha iniciado acciones contra Uber por prácticas engañosas de facturación y cancelación, ampliando el escrutinio sobre las grandes tecnológicas en EE.UU., en línea con las políticas antimonopolio del actual gobierno.
La situación geopolítica también ha generado importantes reacciones. El oro ha alcanzado los $3.500 por onza por primera vez en la historia reciente, reflejo del aumento de la demanda por activos refugio ante los riesgos institucionales y el conflicto persistente en Europa del Este.
El presidente Zelenskiy ha reafirmado la disposición de Ucrania para negociar el fin de los ataques civiles, mientras se prepara para una reunión de alto nivel en Londres con representantes del Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Paralelamente, Vladimir Putin ha confirmado la reanudación de los combates tras la fallida tregua de Pascua, acusando a Kiev de no tomar en serio las iniciativas de paz. No obstante, Trump ha asegurado que “todo el mundo quiere negociar” y vislumbra “buenas posibilidades” de llegar a un acuerdo esta misma semana, afirmación que ha sido recibida con escepticismo por los mercados.
Desde Europa, el Banco Central Europeo a través de Olli Rehn ha indicado que la inflación se está estabilizando en torno al objetivo del 2%, aunque reconocen que los aranceles generan efectos contradictorios sobre los precios. La encuesta de previsiones económicas del BCE (SPF) elevó su proyección de inflación para 2025 al 2,2%, desde el 2,1%, y para 2026 al 2,0%. La previsión de crecimiento para 2025, en cambio, fue recortada al 0,9%.
Alemania anticipa una caída de 2,2% en sus exportaciones durante 2025, proyectando una leve recuperación del 1,3% para 2026. También espera un desempleo del 6,3% este año y del 6,2% el próximo, reflejo de un entorno de demanda internacional débil y tensiones comerciales no resueltas.
En España, el presidente Pedro Sánchez ha anunciado que el país cumplirá este año con el objetivo de destinar el 2% del PIB al gasto en defensa, lo que se traduce en 10.400 millones de euros adicionales. Un 31% de ese gasto será dirigido a telecomunicaciones y ciberseguridad, destacando la orientación estratégica del país hacia la defensa digital, aunque se ha asegurado que esta medida no implicará mayores impuestos ni recortes sociales.
Asia no ha permanecido ajena a estos desarrollos. Japón ha anunciado subsidios directos a la electricidad y el gas entre julio y septiembre, y una reducción del precio de la gasolina en 10 yenes por litro, en un intento de contener la presión inflacionaria interna. Por su parte, el primer ministro chino, Li, ha enviado una carta a su homólogo japonés solicitando una respuesta coordinada frente a las medidas arancelarias de EE.UU., buscando consolidar una posición regional común frente a Washington.
Finalmente, desde la Casa Blanca se confirmó el inicio del proceso de búsqueda de un nuevo Secretario de Defensa, mientras que el vicepresidente Vance subrayó la importancia estratégica de India como socio en la contención de potencias hostiles y en el fortalecimiento de los lazos energéticos bilaterales. Asimismo, el presidente Trump ha sostenido encuentros con ejecutivos de Walmart y Target, en medio de crecientes tensiones por el impacto de los aranceles en las cadenas de suministro y los precios al consumidor.
El entorno de mercado global se encuentra atravesando una fase crítica de reajuste estructural y político. La presión ejercida por la administración Trump sobre la Reserva Federal ha tensado los principios fundamentales de independencia institucional, generando ruido innecesario en un momento en que la economía da señales claras de desaceleración, como lo muestra la caída en el índice mensual y el pobre desempeño relativo del S&P 500. Si bien los sólidos resultados de empresas como Lockheed, GE y Verizon podrían amortiguar el impacto a corto plazo, la creciente sensibilidad del mercado a factores no económicos —como la política arancelaria errática o las amenazas de despido al presidente de la Fed— incrementan la prima de riesgo sistémico.
La persistencia del conflicto en Ucrania, pese a los intentos diplomáticos, y el auge del oro como activo refugio sugieren que el mercado está internalizando un escenario de prolongada inestabilidad. En Europa, la cautela del BCE se interpreta como una señal de política monetaria aún contenida, pero vulnerable a shocks externos. Asia busca blindarse mediante políticas fiscales directas, mientras observa con atención los movimientos geoestratégicos de EE.UU.
De cara al futuro, el escenario base contempla una corrección técnica en la renta variable estadounidense si no se disipa la tensión entre el poder ejecutivo y la Fed, combinada con una revalorización de activos defensivos y una presión sostenida sobre las exportaciones europeas. La probabilidad de recortes de tasas en el tercer trimestre sigue latente, aunque condicionada a un mayor deterioro macroeconómico. El mercado, en resumen, se prepara para navegar aguas altamente politizadas, donde la gestión del riesgo será la única ancla de estabilidad real.