Dado el crecimiento de los fraudes digitales, el uso de sistemas de verificación y autenticación de identidad ya no es opcional.
En los últimos meses, diversos casos de suplantación de identidad en el sector bancario han puesto en alerta tanto a entidades financieras como a los ciudadanos peruanos. Fraudes con documentos falsificados, huellas digitales clonadas y estafas telefónicas han permitido que delincuentes accedan a cuentas bancarias y obtengan créditos en nombre de terceros. Estas situaciones evidencian la importancia de implementar procesos robustos de verificación y autenticación de identidad para mitigar estos riesgos.
La tecnología juega un papel crucial en este proceso, permitiendo validar identidades de manera segura y eficiente. Según un estudio de Americas Market Intelligence, el 63% de las empresas en Latinoamérica ya implementan soluciones tecnológicas de reconocimiento facial para verificar la identidad mediante selfies o videos en tiempo real.
“A nivel empresarial, las entidades deben reforzar sus medidas de seguridad digital para proteger la información de sus clientes, evitar sanciones y el alto costo que genera el impacto de una mala gestión de fraudes en la reputación de una marca”, señala Alberto Juárez, vicepresidente global de verificación de identidad y servicios de confianza en Sovos.
Diferencias entre verificación, autenticación y validación de identidad
Según el experto de Sovos, estos términos suelen utilizarse indistintamente, pero no son equivalentes y desempeñan roles distintos en la gestión de identidades digitales. Comprender sus diferencias es esencial para garantizar la seguridad de los procesos y evitar riesgos de fraude.
1.Verificación de identidad: Es el primer paso para confirmar si una persona es quien dice ser, verificando si sus atributos de identidad son auténticos y corresponden a la persona que los presenta. Ejemplo: Cuando un banco solicita a un nuevo cliente una foto de su DNI y una selfie para contrastarla con una base de datos oficial. Pregunta clave: ¿Es real esta identidad?
2.Autenticación de identidad: Es el proceso recurrente que confirma que una persona previamente verificada sigue siendo quien dice ser. Ejemplo: Cuando un usuario ingresa a su banca en línea mediante reconocimiento facial, huella digital o contraseña. Pregunta clave: ¿Es esta persona quien dice ser?
Además, existen tres factores de autenticación que son los pilares de la seguridad en procesos de acceso y transacciones digitales:
- Algo que sabes: Información que solo el usuario debe conocer, como contraseñas, PINs o respuestas a preguntas de seguridad.
- Algo que tienes: Un objeto físico en posesión del usuario, como un token de seguridad, una tarjeta inteligente, un teléfono móvil o una tarjeta de coordenadas.
- Algo que eres: Características biométricas únicas de la persona, como huellas dactilares, reconocimiento facial, iris, voz o incluso patrones de comportamiento.
Cuando se combinan dos o más de estos factores en un proceso de autenticación se habla de autenticación multifactor (MFA), que es un sistema de seguridad más robusto y efectivo para reducir el riesgo de fraudes y suplantaciones de identidad.
Si solo se aplicara autenticación sin una verificación inicial, una identidad falsa podría ser autenticada sin problemas. Del mismo modo, si solo se verifica la identidad sin autenticaciones recurrentes, los accesos futuros serían vulnerables a suplantaciones.
3.Validación de identidad: Un tercer concepto clave en el ciclo de la identidad digital, relacionado indirectamente con la verificación y la autenticación, es la validación. Este proceso consiste en confirmar que la identidad verificada de un usuario cumple con los requisitos del sistema o con regulaciones como KYC (Know Your Customer) antes de autorizar un determinado proceso. Ejemplo: Un banco valida que un cliente cumpla con la normativa vigente antes de aprobar la apertura de una cuenta. Pregunta clave: ¿Cumple esta identidad con las normas?
Estos tres procesos trabajan en conjunto para garantizar la seguridad digital. Sin una verificación inicial, la autenticación podría permitir accesos fraudulentos; y sin validación, una identidad verificada podría no cumplir con requisitos normativos.
“Dado el crecimiento de los fraudes digitales, el uso de sistemas de verificación y autenticación de identidad ya no es opcional, sino una necesidad esencial para las empresas. La combinación de estos procesos fortalece la confianza digital y minimiza los riesgos en un mundo cada vez más interconectado y regulado”, concluye Alberto Juárez.