Por: Arnulfo López-Quezada/ Gerente General de Total Perú
Con la propagación del COVID-19 a nivel mundial, los hábitos y el comportamiento de las empresas y sus colaboradores, así como la de sus clientes han variado significativamente, reflejando la preocupación por el estado financiero de la compañía, la incertidumbre del escenario laboral y los cambios de prioridades en las maneras de consumir de los clientes.
Lo que hay que considerar es que no todas las organizaciones han sido golpeadas de la misma manera, ¿Por qué? Generalmente, las empresas que han sido menos impactadas ante la pandemia, teniendo sedes a nivel mundial, contaban con personas capacitadas junto a roles estrictamente establecidos, tanto directivos como de apoyo para enfrentar cualquier crisis que genera cambios organizacionales y que pudiesen traer consecuencias negativas al negocio.
Estas responsabilidades son señaladas en la Célula de Manejo de Crisis; compuestas principalmente por los roles de gestión de la comunicación, logística, finanzas, oficiales de enlace y expertos técnicos, con capacidad de reacción a cualquier riesgo materializado en la compañía. Durante la eventualidad del COVID-19, estos grupos actuaron rápidamente con seguimiento a la situación a nivel global, informando a todo el personal interno y previendo el trabajo remoto como la posibilidad de mantener el negocio y salvaguardar a las personas.
Precisar, que las diferentes células a nivel global no solo revisan la situación local, sino que permiten que los representantes tomen decisiones corporativas sobre sus filiales y se despliegan a todos los países, donde tienen operación, respetando los lineamientos y reglamentos nacionales. En mi opinión, está claro, que se debe mantener esta práctica para cualquier contingencia que se presente en relación a la pandemia durante el segundo semestre o hasta que se encuentre la vacuna. Y, en general, continuar trabajando en este mismo camino para cualquier eventualidad que surja en el mundo y afecte en menor o igual grado.
Para los siguientes meses, las empresas deben promover planes de re-activación de manera segura, flexible y controlada; teniendo en cuenta el control que se viene realizando ante la propagación del virus, respetando la legislación que se decreta a nivel de salubridad, con la finalidad de volver activar la continuidad del negocio y prolongue la capacidad de contribuir a la economía.
Es recomendable, mientras continúe el teletrabajo, que el área de Recursos Humanos o quien realice las veces de esta función, contacte a los directivos de forma regular para mantener información de todos los colaboradores e incentivar a la comunicación directa de los trabajadores hacia RRHH, de presentarse situaciones a nivel personal que requieran apoyo o guía. De esta manera las empresas pueden comunicar protocolos locales o globales- en el caso de las transnacionales- de ayuda para los integrantes de la compañía.