Según la Asociación de Automóviles del Perú (AAP), a agosto del 2020, se vendieron 33% más vehículos electrificados que en el mismo periodo de 2019.
Las condiciones sanitarias que venimos atravesando desde hace un año también han traído buenas noticias: entre los hábitos positivos que esta nueva normalidad ha despertado en las personas, podemos encontrar nuevos hábitos de transporte que tendrán un impacto positivo en el medio ambiente y la economía de las personas: la eficiencia energética en el transporte urbano está aumentando durante esta coyuntura.
La pandemia del coronavirus ha generado la mayor caída en la emisión de CO2 de la que se tenga registro en la historia, según la BBC. La Agencia de Energía Internacional (EIA) estimó que en el 2020 el mundo usó un 6% menos de energía. Mientras que la NASA ha detectado desde el espacio la disminución de gases contaminantes en la atmósfera. Desde febrero, sus satélites presentaron caídas de entre el 20% y el 30% de las emisiones de dióxido de nitrógeno en algunas regiones de países golpeados fuertemente por el coronavirus. Este notable impacto positivo, ¿cómo se sostendrá en el retorno masivo de actividades productivas y el periodo post-pandemia?
Si bien, según cifras de Google Maps, a inicios del estado de emergencia el uso del transporte público en el Perú ha disminuido un 41% y el uso de automóviles en 7%, esto ha tenido un impacto positivo en la movilidad personal. Para Midori Shikiya, Brand Manager de Protuner en Perú, durante el periodo de emergencia sanitaria el principal motivo de compra de los vehículos de movilidad personal eléctricos fue para ir al trabajo o para movilizarse sin usar transporte público, correspondiente al 84% del total de compras de este tipo de vehículos.
Shikiya agrega que, si bien, las personas están dejando utilizar el transporte público para evitar contagios, los vehículos de movilidad personal incentivan la micromovilidad es decir recorridos de distancias cortas o medias y esta realidad tiene un impacto clave en la eficiencia energética, reduciendo las emisiones de carbono y el gasto en energías fósiles o no renovables.
Impactos positivos
El uso creciente de vehículos eléctricos disminuye notablemente las emisiones de carbono. Según un informe de la empresa de servicios de movilidad MOVO, un scooter eléctrico emite 42 veces menos CO2 que un autobús; cifra que, si se proyecta a un viaje de 5 km, genera una reducción del 99.5% de emisiones de CO2.
En ese sentido, en un escenario de reactivación gradual de las actividades, es evidente que el tráfico comience a generar mayores inconvenientes. La migración a vehículos eléctricos, tipo scooters, bicicletas o motos eléctricas, también permitirá a los usuarios ahorrar tiempo: según un estudio de GRIN, se ahorra de un 25% a un 50% del tiempo en ruta gracias a esto vehículos. Es decir, si un trayecto, en hora punta, podía tomarme 1 hora en un vehículo común; gracias a la movilidad eléctrica personal, puedo hacer el mismo recorrido en media hora o 30 minutos.
En lo económico, también hay una mejora notable. Según el Centro de Conservación de Energía y del Medio Ambiente, si consideramos un scooter eléctrico con una batería promedio de 250 W de potencia, 30 km de autonomía y el costo de gigavatios por hora que propone la compañía distribuidora de luz, podría cargarse completamente con S/ 0.16, aproximadamente. Esto nos llevaría a un costo por kilómetro de S/ 0.005.
“Si medimos la eficiencia, no solo como una reducción de emisiones de carbono, sino también como una disminución notable del tiempo en ruta y en el gasto de los ciudadanos por el transporte, podemos decir que el uso de vehículos eléctricos de movilidad personal es de lo más eficiente para el transporte urbano en distancias cortas o medias”, agrega la representante de Protuner.
“Si a esto le sumamos el reglamento que normará el transporte en estos vehículos y el esfuerzo que están realizando distintas municipalidades para implementar o mejorar su red de ciclovías, estamos seguros de que en el corto plazo se podrán generar mejoras en la calidad en vida en las ciudades: menos contaminación, menos tiempo en el tráfico y menos gasto en el transporte”, concluye Midori Shikiya.