Si bien los estimados de crecimiento para el próximo año están en el orden del 4.0%, soy un convencido que se dan las condiciones para alcanzar un soñado 5.5%, que nos pondría en otra dinámica de crecimiento y en otra plataforma de expectativas de cara al futuro.
El 2018 será un año muy especial al haberse alineado los astros:
1) rebote sobre un año muy malo como este 2017 después de los dos terribles tsunamis sufridos con el FEN costero y el destape de la terrible corrupción de Lavajato.
2) los precios de metales nos están acompañando y se viene un ciclo muy interesante para el cobre en los próximos años.
3) construcción de toda la infraestructura necesaria para los Juegos Panamericanos Lima 2019.
4) la esperada reconstrucción, que si bien viene enredada sin fluidez, incrementará fuertemente nuestra inversión pública.
5) el milagro del Perú en el mundial de fútbol en Rusia, pondrá su alicuota de optimismo y mayor consumo en varios meses del año próximo.
6) la visita del Papa será todo un acontecimiento que impulsará el arranque del año, movilizando a millones de peruanos en diferentes ciudades del Perú.
¿Cómo es posible que tal conjunción de hechos relevantes y extraordinarios nos deje con un magro crecimiento de 4.0% en el 2018?
La respuesta lamentablemente se llama RUIDO POLÍTICO, el que viene a ser el gran retardador de nuestro crecimiento y debemos combatirlo de raíz para no afectar el correcto (y muy necesario) desarrollo del Perú.
Sin embargo, contamos con dos fuerzas políticas pro mercado y pro inversión en el Ejecutivo y en el Congreso respectivamente, grupos políticos que reconocen a la inversión privada como la gran fuente de creación de riqueza para desterrar la pobreza, siendo la generación de empleos dignos el mejor aliado para combatir la pobreza.
Además del fundamental pago de impuestos para que el Estado cumpla su rol de la redistribución de la riqueza hacia los menos favorecidos, en la búsqueda de la igualdad de oportunidades para todos.
Dicho esto, deberíamos estar en el mejor de los mundos, pero el mencionado ruido político nos viene golpeando y sacándonos de la dinámica de crecimiento que todos los peruanos queremos y necesitamos.
Es allí donde respondo la pregunta del título de este artículo: Tenemos que pedirle a las clases políticas que nos gobiernan hoy, una altura de mira y desprendimiento con relación a sus contrapartes, para pensar primero en el Perú y los peruanos, deponiendo los intereses particulares y anteponiendo los de los peruanos, especialmente de los más vulnerables, que son los que más necesitan el mayor crecimiento sostenido del país.
Si se da esto ya, no solo tendremos un 2018 con un crecimiento soñado de 5.5%, sino que vendrán años en esa misma plataforma de crecimiento, lo que sacará al Perú del subdesarrollo en un plazo mucho menor.
Qué mejor inspiración para este sueño que el CADE que acabamos de vivir: “UN SÓLO PERÚ, NO MÁS CUERDAS SEPARADAS”.
¡FUERZA PERÚ, SOÑEMOS EN GRANDE Y JUGUEMOS COMO GRANDES!