Hace dos años se instaló en una parcela familiar con la idea de formar un proyecto turístico junto a su socio y padre Claudio Pascual.
Francisca Pascual a sus 27 años es emprendedora hotelera y diplomada en turismo de intereses especiales. Creció en una familia donde la sostenibilidad siempre fue relevante y con el tiempo eso se convertiría en un sello.
Fue el verano del 2022 el que marcaría el último trabajo de Francisca en una empresa hotelera. “En ese momento, me encontraba en una posición laboral frustrante en Duao, en la Región del Maule, trabajando en un destacado complejo turístico. A pesar de estar en un entorno con cabañas, piscinas y tinajas, sentía que mi profesión y yo estábamos estancadas, una sensación común entre muchos jóvenes que buscan algo más allá de la seguridad de un sueldo fijo”, explica.
Enfocada en generar un turismo consciente, comenzó a imaginar cómo sería desarrollar su propio proyecto. “Observar cómo los turistas disfrutaban de las tinajas calientes a pesar del clima adverso me hizo pensar en crear mi propio emprendimiento en un entorno más natural, acogedor y con un valor agregado”, cuenta Francisca.
Al conversar la idea con su padre fue él quién le dio el apoyo necesario para que ella siguiera adelante como independiente. Fue así como una vez que terminó su contrato de trabajo decidió regresar a su natal Temuco y darle forma a su proyecto.
“Quería ofrecer un servicio de tinajas calientes, seleccionando la fibra de vidrio por su durabilidad e higiene, aspectos claves para un turista post-COVID que busca lugares más limpios y menos concurridos. Me mudé a Pucón para limpiar y preparar la parcela donde las instalaría. Sin embargo, en sus inicios el clima nos jugó en contra retrasando varios meses el proyecto. A pesar de ello, aproveché este tiempo para investigar y visitar diferentes termas, identificando aspectos que podría mejorar en mi propio servicio. Incorporé aperitivos en la experiencia, abrí una cantina para los pasajeros, y decidí aceptar mascotas, diferenciándome así de otros lugares. También diseñé y registré unas exclusivas sales de baño, que se han convertido en un punto de quiebre para quienes visitan Frantina”, agrega la emprendedora.
Frantina
Frantina nace como un espacio que combina una experiencia única de relajación en tinajas calientes con hidromasajes, inmersas en un entorno natural, destacando su compromiso con la sostenibilidad y el bienestar.
Actualmente, el emprendimiento cuenta con cinco tinajas calientes con hidromasajes, fabricadas en fibra de vidrio por su durabilidad, higiene y excelente capacidad aislante. “Operamos todo el año bajo un sistema de reservas, asegurando una experiencia personalizada. Durante el invierno, cuando las tinajas no están en uso, recolectamos agua de lluvia que luego integramos a nuestro circuito de reutilización, optimizando así nuestros recursos hídricos y contribuyendo a la sostenibilidad”, finaliza.