Por: Marina Lucena
Arreglar el mundo: Inversión de alta rentabilidad, recuperar, sanar y volver a dar vida
El hombre ha logrado casi todo lo que se ha propuesto, incluso acariciar casi como algo real a uno de sus más preciados anhelos, el mismo que lo pondría casi a la altura de los dioses: Poseer al mismo tiempo la experiencia de los años y la belleza de la juventud. Anhelo que dio base y sentido a una de las carreras más rentables de la actualidad y también responsable por una de las principales causas de muerte post operatoria.
Tal ha sido el furor causado por los pseudo cirujanos plásticos que la avenida arequipa pasó a tener sucursales en casi todo el mundo. La industria cosmética con sus porciones mágicas e instantáneas para rejuvenecer con ingredientes desde el colágeno hasta los más exóticos, mueve millones en el mercado mundial, lo que va en aumento pues hace mucho el público femenino ha dejado de ser el consumidor exclusivo. Sin contar que esparce por el camino jugosas inversiones al mundo publicitario en todas sus vías. Un rápido vistazo a los “antes y después” tan solo del historial odontológico de los famosos, da fe de la capacidad del hombre de mejorar, hacer más bonito y perfeccionar lo que se proponga tornando veraz aquello de que es co-creador junto con Aquel que lo hizo su imagen y semejanza. En el campo de la ciencia, a partir del descubrimiento del genoma humano contamos incluso con la posibilidad de sanar enfermedades congénitas, sin colocar en esa esfera las fertilizaciones in vitro, y demás medios de reproducción humana que también responde al inherente deseo del hombre de reproducirse.
Carece de sentido mencionar los avances en la tecnología de las comunicaciones para concluir que ya podemos incluso arreglar aquello que la naturaleza nos ha entregado con algún desperfecto. Es importante hacer aquí una pausa para recordar que la capacidad del hombre de mejorar lo que se proponga es la cuarta exclusividad que le fue dada y que acompañada de las tres primeras, (luego hablaré de ellas) le cuesta un alto precio: la angustia per se. Aquella que no tiene razón de ser pero que indefectiblemente en el trayecto del hombre desde la cuna a la tumba aparecerá como parte de su humanidad y quizá como una prueba de fuego que lo condenará o lo salvará, pues lo pone frente a dos únicas salidas: la degradación o la elevación. Retomando nuestro tema: Ya sea porque el hombre ha ido descubriendo de a pocos, o por cuestionar y poner en duda cualquier fuente confiable de información, lo cierto es que el ser humano ha querido averiguar por sí mismo hasta donde podía llegar con su curiosidad o en todo caso su natural deseo de crear, de perfeccionar desde su imperfección. Así, sin manual de instrucción, sin guía ni hoja de ruta, ha dado rienda suelta a la creatividad, imaginación y lógica; haciendo uso de todas sus facultades, logró no solo los descubrimientos (aunque nada hay nuevo bajo el sol) y avances antes mencionados, sino que un saldo de muertos y heridos que a puertas del 2020 incluye el deterioro irreversible del hogar que habita. Puesto de una manera cruda, la raza humana entró al baño y esparció papel higiénico por toda la casa. De todas las maneras habidas y por haber la tierra es azotada por los cambios climáticos alterado por distintas actividades humanas, pero siendo la más “dañina por duradera” por así decirlo, el uso de plástico desechable. Es decir, los que son fabricados para usarse una sola vez. Tenemos una isla de más 1.760.000 Km cuadrados de plástico en el océano, alguito menos que la superficie total de Méjico, conformada por más de 100.000.000 de kilos de plástico de los cuales 70% va a parar al fondo del océano tornándose por medio de la foto degradación, en parte de lo que ingieren las especies marinas, y eso significa que en algún momento llegará a nuestra mesa. Ya hace muchos años Roberto Carlos nos cantó y encantó a América Latina con una canción que incluía: “quem brinca com a natureza envenena a propia mesa” Si miramos desde un ángulo buscador de solución podemos ver una isla de materia prima para generar fuente de trabajo y curar el planeta como ya lo hacen Países como Suecia que recicla el 99% de su basura. Si el hombre pone su cerebro a funcionar en busca de solucionar los problemas que la especie misma ha generado, pues una larga cola de fuente de trabajo habrá, encabezada por ingenieros quienes pueden inventar máquinas para descomponer el plástico de manera que se le pueda dar forma y transformarlo en cosas que no sea para usar una única vez.
Hay países que han logrado formar bloques a partir del plástico para la construcción de carreteras, (extraordinaria idea sin duda), otros para la creación de mesitas y sillas para las escuelas públicas. También una rápida gogleada permite encontrar inúmeros tutoriales caseros que enseña hacer reciclaje utilitario a partir de botellas, incluso muebles a partir de llantas de carros. Si el hombre ha podido palear y casi solucionar lo que ha nacido con problema, descubierto el código genético, tiene capacidad de sobra para reparar lo que ha dañado él mismo mientras jugaba a ser dios y quizá así encuentre remedio para su angustia per se, porque nada mejor que ordenar la propia casa para sentir placer y no angustia por hacer parte de la (1) única especie que sabe de si en el mundo, de que es consciente de su existencia. Nada mejor que arreglar su propio desastre, hacer las cosas poniendo alma corazón y vida, para sentir la dicha de estar vivo y no angustia por (2) ser conscientes de que esa existencia es finita… y nada es mejor indicado para curarse de la angustia que genera la falta de sentido de vida, que contribuir a que sus semejantes estén a buen recaudo, sepan pescar y también enseñen a otros hacer lo propio en armonía, en un planeta que debe dejar de gemir y donde sus habitantes finalmente puedan convivir en paz con la naturaleza y con su humanidad respectivamente. A todas luces una tarea que parece sencilla por todo lo que el hombre ha aprendido hacer desde la rueda hasta fotografiar el agujero negro pasando por la resonancia magnética y el rayo láser, pero no será fácil pues el ser humano palpa a diario las consecuencias de sus avances y sin embargo prefiere vivir bajo la lógica del ego en vez de la lógica ya comprobada de lo ecológico. Toda una lástima, todo un desperdicio pues en manos de un co-creador amoroso el lixo vira luxo como se dice en Brasil, algo así como decir que hasta la basura puede transformarse en lujo dependiendo del amor que tenga las manos del que quiera hacerlo. Sin embargo, parece ser que eso de tener para ser va a extinguir la raza humana, parece ser que a pesar de todo el recorrido hasta acá, podemos dar por cierta la profecía de los indios Cree que dicen que cuando el ultimo árbol sea cortado, el último rio envenenado, el ultimo pez pescado, solo entonces el hombre descubrirá que el dinero no se come.