Por: Eduardo Ciotela (*)
Así es. Para muchos es una palabra nueva o neologismo pospandémico y que justamente empieza a tener gran desarrollo en estos tiempos nuevos.
Efectivamente, Reskillling es una expresión anglosajona que, traducida literalmente, en su sentido más amplio, significaría: recapacitación.
Interpretada la palabra, se refiere a la adquisición de nuevas competencias para poder migrar a nuevas funciones, usualmente dentro de la misma área o ámbito de acción.
Puede entenderse como una forma de prepararnos o reciclarnos (a algunos tratadistas no les es amigable esta expresión) para asumir tareas nuevas dentro del área en la que ya estamos.
Sin embargo, el Reskilling, no se refiere a competencias técnicas (o duras); se refiere a las competencias transversales (mal llamadas blandas). Naturalmente que, si la persona tiene las competencias transversales requeridas, recién podrá capacitarse en las técnicas que demandará su nueva responsabilidad dentro de su habitual área funcional.
Hoy en día se ha visto que socializar esta nueva política y estrategia en las empresas, ha repotenciado la motivación de los colaboradores, entre otras cosas porque les demuestra que ellos son todo un cofre lleno de tesoro personal que los hace más valiosos ante terceros y, sobre todo, ante ellos mismos.
¿Cómo se logra? Creando lo que se conoce como “ecosistemas formativos”.
Un ecosistema por definición es un medio social, profesional o educativo en el cual evoluciona un grupo de personas.
Así el ecosistema es formativo, cuando se construye un entorno que propicie el mejoramiento continuo de sus habitantes y de este modo se estimula la transformación y futuro de la institución.
