Por: Giancarlo Ameghino, Gerente de Gestión y Desarrollo Humano en Grupo Crosland
Por muchos años las empresas trabajaron arduamente para establecer su cultura organizacional, producto de valores, actitudes y tradiciones que se transmiten, desde el CEO hasta los colaboradores, en cada acción de la empresa. Sin embargo, la nueva situación que se vive por la Covid -19 ha replanteado las acciones y estrategias reforzar la seguridad del capital humano y la continuidad del negocio.
Uno de los cambios fundamentales en esta nueva normalidad es la restructuración y paso de una cultura organizacional tradicional a una digital. Son pocas las empresas que ya contaban con una cultura alineada a la innovación y teletrabajo, pero aún hay acciones y escenarios por gestionar entre empleador y colaborador. Por ejemplo, la carga laboral del teletrabajo realizado durante estos seis meses, tiempo en el que todos los colaboradores han convertido su casa en un ambiente para cumplir con sus responsabilidades en temas educativos, laborales y familiares.
En este cambio, no debemos olvidar al cliente interno, y continuar con la preocupación de salvaguardar su seguridad, trabajar en su motivación y lealtad para seguir laborando igual o mejor que años anteriores. Está más que claro que el buen trato, el constante acompañamiento a distancia y la empatía hacia ellos influirán en los resultados de la empresa.
Un punto importante en la configuración de una cultura digital es el aporte de los líderes y mandos medios. Ellos deben encaminar la ejecución de las estrategias planteadas por el área de recursos humanos, desde la comunicación oficial, reuniones y monitoreo, hasta las actividades virtuales de integración. Un líder cercano, atento y con la capacidad de ponerse en el lugar de los empleados para compartir experiencias únicas y transmitir el compromiso de la empresa hacia el equipo.
Independientemente de que el teletrabajo se extienda hasta el 2021, las empresas deberán anticiparse a este cambio de cultura, considerando las particularidades de sus equipos y educando a su cliente interno en las nuevas exigencias que trae consigo la ‘nueva normalidad’, de tal manera que la productividad y el bienestar de todos no se vean afectados.