El inicio de operaciones del nuevo aeropuerto se reprogramó nuevamente. Aquí te explicamos qué significa esto para el contrato y los pasajeros.
El nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, proyectado como un importante centro de conexiones para la región, enfrentó un segundo aplazamiento en su fecha de apertura, reprogramada ahora para el 30 de marzo. Este cambio ha generado preguntas sobre las implicancias contractuales y el proceso detrás de esta decisión.
¿Qué pasa con el contrato?
Verónica Zambrano, presidenta ejecutiva de Ositrán, explicó que el aplazamiento es posible mediante una adenda al contrato, un acuerdo que debe ser consensuado entre el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y Lima Airport Partners (LAP), la concesionaria encargada del proyecto.
“La modificación de términos contractuales debe analizarse para determinar si es conveniente postergar la fecha y bajo qué condiciones,” afirmó Zambrano en entrevista con RPP.
¿Qué es una adenda y por qué es clave?
Una adenda es un documento que permite modificar los términos de un contrato existente sin necesidad de redactar uno nuevo. En este caso, servirá para formalizar la nueva fecha de inicio y garantizar que ambas partes acuerden las condiciones del cambio.
¿Por qué se retrasó el inicio?
El MTC anunció que el tiempo adicional permitirá realizar pruebas integrales para asegurar la seguridad de las operaciones y un servicio de calidad. Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, subrayó que la inauguración solo se realizará cuando todas las prácticas operativas y de seguridad estén certificadas al 100 %.
¿Qué sigue para el Jorge Chávez?
Con este segundo aplazamiento, se espera que el aeropuerto cumpla con los estándares internacionales necesarios para garantizar una experiencia óptima para los pasajeros. Mientras tanto, la atención está puesta en los acuerdos contractuales y en la supervisión de las pruebas pendientes.