En una jornada marcada por una creciente incertidumbre macroeconómica y tensiones comerciales globales, los mercados financieros enfrentan un escenario complejo de digestión de datos, anuncios corporativos y movimientos geopolíticos que perfilan un entorno de cautela y reposicionamiento estratégico.
En Estados Unidos, las proyecciones de crecimiento económico continúan deteriorándose. Según una encuesta de Bloomberg, el pronosticador medio asigna un 45% de probabilidades a una recesión en 2025, mientras que Apollo Management ha elevado la alarma al predecir no solo una recesión, sino también un escenario de estanflación que se manifestaría a partir de junio, con despidos masivos previstos en los sectores de transporte por carretera y comercio minorista. Las señales de debilitamiento económico se reflejan en indicadores como el índice de negocios manufactureros de la Fed de Dallas, que se desplomó a -35,8 en abril desde -16,3 anteriormente, reflejando una profunda contracción en la actividad industrial.
El panorama laboral también empieza a mostrar grietas. UPS anunció la eliminación de 20.000 puestos de trabajo debido a la reducción de volúmenes provenientes de Amazon, mientras que la tasa de transacciones con información privilegiada (insiders) se mantiene prácticamente neutra, lo que indica una falta de convicción en una inminente recuperación bursátil por parte de los propios ejecutivos corporativos.
En el frente fiscal, el Tesoro de EE.UU. ha revisado al alza su estimación de necesidades de financiamiento para el segundo trimestre, proyectando un endeudamiento de 514.000 millones de dólares, muy por encima de los 123.000 millones previstos anteriormente. Esto refuerza las advertencias del CEO de Goldman Sachs, David Solomon, quien subrayó en BBGTV que la política estadounidense ha incrementado la incertidumbre a niveles insalubres, advirtiendo sobre la necesidad urgente de centrarse en la deuda y el déficit. A pesar de este panorama, Solomon reafirmó que los bonos del Tesoro estadounidense continúan siendo el refugio seguro por excelencia.
Desde el sector energético, el secretario de Energía de EE.UU., Wright, confirmó que la administración está avanzando en el proceso de reposición de la Reserva Estratégica de Petróleo, mientras que los futuros del crudo en EE.UU. sufrieron una caída superior a 1 dólar por barril, reflejando preocupaciones sobre la demanda global en un contexto de desaceleración económica.
En cuanto a la política comercial, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, anunció un acuerdo sobre aranceles automotrices que busca incentivar la producción doméstica, mientras que la Casa Blanca reportó avances positivos en las conversaciones comerciales con el Reino Unido y un interés renovado de Trump en incorporar recortes de impuestos en el próximo paquete de reconciliación fiscal. En paralelo, el presidente Zelenskiy comunicó que, tras negociaciones recientes, el acuerdo sobre minerales críticos entre Estados Unidos y Ucrania se ha fortalecido y se ha vuelto más equitativo.
En el sector corporativo, Goldman Sachs estima que actualmente aproximadamente el 40% de las compañías cotizadas se encuentran en período de ventana abierta para recompras de acciones, porcentaje que podría incrementarse al 65% al final de la semana, un factor que podría ofrecer cierto soporte técnico a los mercados en el corto plazo. IBM, por su parte, anunció un ambicioso plan de inversión de 150.000 millones de dólares en Estados Unidos a lo largo de los próximos cinco años, apostando por un fortalecimiento estructural de su presencia local.
En el exterior, los eventos geopolíticos también suman presión. Los hutíes de Yemen prometieron continuar sus ataques en el Mar Rojo y el Mar Arábigo, lo que podría mantener la volatilidad en las rutas comerciales marítimas. Asimismo, Irán propuso una reunión con Francia, Gran Bretaña y Alemania en Roma para discutir su programa nuclear, en un contexto donde los riesgos geopolíticos siguen siendo una variable crítica para los mercados de materias primas y energía.
En Europa, las perspectivas económicas tampoco son alentadoras. Desde el Banco Central Europeo (BCE), el vicepresidente Luis de Guindos indicó que los datos recientes sugieren un crecimiento modesto en el primer trimestre de 2025 y que la inflación podría converger hacia su objetivo, mientras que la política monetaria continuará ajustándose reunión por reunión, sin compromisos previos sobre la trayectoria de tasas. Olli Rehn, miembro del BCE, reforzó esta narrativa al reconocer que las presiones inflacionarias subyacentes están disminuyendo y que los riesgos inflacionarios son principalmente a la baja, en parte debido a los efectos bidireccionales de los aranceles comerciales. Rehn también señaló que la fortaleza del euro añade complejidad a la evolución de los precios, y no descartó recortes de tipos por debajo del nivel neutral si la inflación no muestra el impulso esperado.
En cuanto a las perspectivas corporativas en Europa, Goldman Sachs revisó a la baja sus proyecciones de beneficios para el EURO STOXX 600, anticipando una caída del 7% en el BPA (beneficio por acción) este año, en contraste con el consenso de mercado que espera un crecimiento del 3%, una divergencia que sugiere que la cautela sigue predominando entre los estrategas.
En el plano geopolítico europeo, España enfrentó un evento crítico con la declaración de emergencia nacional tras un apagón generalizado en todo el país, sumando tensiones adicionales en un continente ya afectado por conflictos comerciales y desaceleración económica.
En Asia, el foco estuvo en China, donde las tensiones comerciales con Estados Unidos siguen escalando. Según Reuters, Pekín ha decidido postergar un nuevo paquete de estímulos, mostrando una postura de compostura frente a la guerra comercial. El Ministerio de Comercio chino declaró su disposición a apoyar la cooperación normal con empresas estadounidenses, aunque los recientes rechazos de aerolíneas chinas a recibir nuevos aviones de Boeing subrayan el enfriamiento de las relaciones bilaterales. Además, una encuesta del Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional (CCPIT) reveló que casi la mitad de los exportadores chinos planean reducir su exposición al mercado estadounidense, mientras que un 75% tiene planes de expandirse a mercados emergentes para compensar la pérdida de pedidos. Los datos de tráfico portuario respaldan esta tendencia, con las llegadas de buques chinos a los puertos de Los Ángeles y Long Beach cayendo un 29% semana a semana y un 44% interanual, mientras que los volúmenes de carga se han reducido a la mitad.
Finalmente, en el panorama general de sentimiento de mercado, el Índice de Miedo y Avaricia se ubicó en 38 sobre 100, evidenciando un nivel de «Miedo» que refleja la creciente aversión al riesgo entre los inversores.
El panorama actual de los mercados financieros presenta una combinación peligrosa de debilitamiento económico, tensiones geopolíticas y política monetaria incierta. En Estados Unidos, los riesgos de recesión y estanflación están aumentando, mientras que la expansión fiscal, lejos de disminuir, se intensifica, alimentando preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda pública. El respaldo técnico de las recompras corporativas podría ofrecer un alivio temporal, pero no cambia el trasfondo fundamental de desaceleración.
Europa enfrenta su propio conjunto de desafíos, donde una inflación a la baja y una política monetaria flexible contrastan con una recuperación económica frágil y vulnerabilidades externas exacerbadas por las tensiones comerciales globales. En Asia, la estrategia de China de diversificar mercados y evitar nuevos estímulos sugiere una transición a un modelo de resistencia estructural más que de crecimiento impulsado por estímulos, en un contexto de guerra comercial prolongada con Estados Unidos.
De cara al futuro, los mercados probablemente oscilarán entre breves repuntes técnicos impulsados por recompras y anuncios positivos, y correcciones abruptas conforme se materialicen los riesgos de recesión y deterioro corporativo. El escenario base sugiere alta volatilidad, rotación hacia activos defensivos y refugio en bonos soberanos de alta calidad. Si las condiciones fiscales y comerciales no mejoran significativamente, la segunda mitad del año podría estar marcada por una corrección estructural en los principales índices bursátiles. Los inversionistas deben priorizar la preservación de capital y mantener una postura prudente, monitoreando de cerca la evolución de los indicadores adelantados de actividad económica y empleo.