Por Giancarlo Ameghino, Gerente de Gestión y Desarrollo Humano del Grupo Crosland
De acuerdo con la ‘Encuesta Millennial y Gen Z 2022’, de la firma Deloitte, más de cuatro de cada 10 millennials y centennials en el mundo admiten padecer de estrés laboral crónico o burnout, debido a las altas exigencias y presiones de su entorno de trabajo. De hecho, el 44 % de la Gen Z y el 43 % de la Gen Y dicen que este ha sido uno de los motivos para que muchas personas se desvinculen recientemente de su organización.
En un contexto así, se está incorporando un nuevo término en el ámbito de los Recursos Humanos: la seguridad psicológica. Se trata de desarrollar un ambiente en donde se escuche e involucre al colaborador para que se sienta libre de compartir ideas, hacer preguntas y contar sus preocupaciones, permitiéndole crear lazos de confianza con sus compañeros y sentirse comprometido con la organización.
Para que este proceso pueda llevarse a cabo, los líderes jugarán un papel trascendental, pues son quienes se encargarán de brindar el apoyo, confianza y soporte necesarios, creando un equipo unido, sólido y eficiente.
Sin embargo, las empresas aún tienen un arduo trabajo por hacer con sus gerentes. Si bien Deloitte indica que más de la mitad de la Gen Z y la Gen Y confirman que la salud mental se ha convertido en una prioridad para sus empleadores desde el inicio de la pandemia, alrededor del 50 % de ellos dicen que las acciones que se ejecutan no están teniendo un impacto significativo.
Además, el 33 % de centennials y el 35 % de millennials no se encontrarían cómodos hablando abiertamente con su jefe directo sobre sentirse estresados, ansiosos o tener otro problema de salud mental.
Ante ello, es sumamente importante fomentar una cultura de inclusión, en donde se escuchen las necesidades de cada colaborador. También será clave que las compañías integren un proceso de aprendizaje continuo, en el que no se recrimine constantemente a los trabajadores por sus errores, sino que se les ayude a encontrar soluciones. Estas acciones no solo incrementarán la satisfacción de los empleados, sino que propiciarán la retención de talentos.
Aún falta mucho camino por recorrer con respecto a la seguridad psicológica en el Perú, pero nuestro tejido empresarial ya está dando sus primeros pasos. Poco a poco, se ha avizorado un cambio que está ayudando a crear ambientes laborales más sanos, en donde los colaboradores se sientan más felices y, por ende, motivados, situación que incidirá directamente en la productividad y competitividad de las compañías.