El panorama actual de los mercados globales está definido por una fuerte transición hacia un entorno proteccionista.
En un entorno marcado por una alta volatilidad y tensiones geopolíticas crecientes, los mercados financieros globales navegan aguas turbulentas influenciadas por decisiones arancelarias del gobierno estadounidense, reacciones adversas de potencias internacionales, y una abrupta reconfiguración en las expectativas de crecimiento económico. La jornada ha estado dominada por la incertidumbre en torno a los aranceles impulsados por el presidente Donald Trump, cuya política proteccionista ha provocado un retroceso histórico de los principales índices bursátiles estadounidenses, borrando 9 billones de dólares en valor en tan solo seis semanas, y ha encendido alarmas en las mayores economías del planeta.
En Estados Unidos, los futuros del S&P 500 y el Nasdaq mostraron señales de rebote tras los desplomes recientes, liderados por repuntes en Nvidia y Apple, esta última recuperándose un 1% luego de registrar su peor caída de tres días desde 2001. Sin embargo, este rebote no está respaldado por fundamentos sólidos, lo que ha llevado a analistas como Jim Cramer a advertir sobre un posible “falso piso” en el mercado. En tanto, la volatilidad medida por el VIX ha superado los 45 puntos por segundo día consecutivo, un nivel no visto desde la crisis financiera de 2008.
La administración Trump continúa endureciendo su retórica comercial. El presidente rechazó una propuesta de la Unión Europea para eliminar aranceles bilaterales sobre bienes industriales y amenazó a China con un arancel adicional del 50% sobre importaciones. Estas decisiones han provocado un colapso en el optimismo empresarial de las pymes, reflejado en un índice NFIB de 97.4, muy por debajo del esperado 101.3. El secretario del Tesoro, Bessent, ha defendido la política tarifaria como un medio para corregir desequilibrios comerciales, indicando que algunas tarifas podrían mantenerse como parte del cálculo negociador y afirmando que las propuestas “sólidas” podrían conducir a acuerdos beneficiosos. Bessent también confirmó que países que no escalaron la confrontación comercial recibirán prioridad en las negociaciones.
El impacto de esta política ya se refleja en la macroeconomía: Morgan Stanley ha recortado nuevamente sus perspectivas de crecimiento para EE.UU., mientras Commerzbank advierte sobre la debilidad del dólar y la caída abrupta de la confianza empresarial y del consumidor. La Reserva Federal enfrenta una encrucijada compleja, con creciente presión para mantener una postura agresiva a pesar del deterioro en los fundamentos. A la par, los bonos del Tesoro se estabilizan tras pérdidas severas, con una atención especial en las subastas de deuda de tres, diez y treinta años.
El efecto dominó en los mercados de materias primas ha sido severo. El petróleo Brent cayó a mínimos de cuatro años, mientras que los precios del oro se dispararon nuevamente por encima de los $3,000 dólares la onza en medio del temor al conflicto comercial. Por su parte, la plata fue golpeada duramente, cayendo más de un 7% y llevando la relación oro/plata a 100. En tanto, el gas natural europeo alcanzó mínimos de siete meses.
El sector bancario estadounidense ha entrado en territorio bajista, acumulando una pérdida del 27% desde su pico de febrero. Empresas como Harley-Davidson anunciaron planes de sucesión ejecutiva, mientras otras como Walgreens superaron expectativas de ganancias en el segundo trimestre, impulsadas por recortes de costos en el marco de su privatización por Sycamore Partners. CorMedix reportó sólidos resultados preliminares para el primer trimestre, destacando un sólido EBITDA, mientras BioStem Technologies prepara la presentación de sus resultados anuales.
En tecnología, Marvell Technology anunció la venta de su segmento Ethernet automotriz a Infineon por $2.5 mil millones, impulsando sus acciones. Meta expandió controles parentales en Instagram, Messenger y Facebook, buscando mejorar la seguridad para adolescentes. Microsoft, por su parte, enfrenta preocupaciones tras una actualización fallida que ha comprometido sistemas Windows.
En el frente corporativo, Levi Strauss subió más de un 10% en premarket tras reportar sólidos resultados, y United States Steel repuntó un 16% luego de que Trump ordenara revisar la adquisición bloqueada por parte de Nippon Steel. GameStop y su CEO Ryan Cohen enfrentan nueva presión tras un polémico tuit, mientras que Tesla ha visto desplomarse el patrimonio neto de Elon Musk por debajo de los $300 mil millones en medio de ataques regulatorios y problemas derivados de las tarifas.
Las criptomonedas también han sufrido impactos. Bitcoin ha superado en rendimiento a las acciones del grupo «Magnificent 7» en lo que va de 2025, pese a registrar caídas menores. Arthur Hayes anticipa que Bitcoin podría alcanzar un dominio del 70% del mercado, impulsado por posibles flujos de capital desde China. Binance ha anunciado la exclusión de 14 tokens, incluida BADGER y BAL, como parte de sus políticas internas.
En Europa, la situación no es menos tensa. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instó a una resolución negociada con China para evitar una guerra arancelaria triangular con EE.UU., advirtiendo sobre una posible desviación de exportaciones chinas hacia Europa. El Banco Central Europeo monitorea de cerca la liquidez bancaria, mientras funcionarios como Stournaras y Nagel han admitido que la volatilidad persistirá y que la normalización monetaria podría retrasarse si la inflación se intensifica. La farmacéutica europea, representada por EFPIA, ha advertido que los aranceles estadounidenses erosionan aún más el atractivo de invertir en Europa y exigen reformas radicales para evitar la fuga de investigación y manufactura hacia EE.UU.
El Reino Unido, representado por la ministra de Finanzas Rachel Reeves, ha señalado que su prioridad no es imponer más barreras comerciales, sino reducirlas. No obstante, ha admitido que las decisiones de Trump tendrán implicaciones económicas globales significativas. La libra esterlina se fortaleció ante el dólar, impulsada por apuestas dovish sobre la Fed y comentarios del Banco de Inglaterra que aseguran el funcionamiento efectivo de los mercados.
En Asia, las reacciones no se han hecho esperar. China, que ha revendido cargamentos de GNL estadounidense en medio del conflicto, declaró que «luchará hasta el final» ante la guerra arancelaria. El índice de Shanghái se recuperó levemente tras una caída del 9%, mientras el yuan se debilitó y se prevé que el par USD/CNH alcance los 7.2430. Japón ha manifestado interés en avanzar acuerdos comerciales, mientras Corea del Sur y Taiwán también buscan estrechar vínculos con Washington, ofreciendo incentivos económicos en respuesta a los nuevos aranceles.
India y Bangladesh vivieron un “momento de enfriamiento” diplomático tras una reunión entre Modi y Yunus, en contraste con el aumento de tensiones entre Corea del Sur y del Norte, luego de que soldados norcoreanos cruzaran la frontera. En el sudeste asiático, Indonesia anunció concesiones comerciales hacia EE.UU., mientras Tailandia reducirá aranceles a productos estadounidenses como respuesta estratégica. En paralelo, Citi recortó la proyección de crecimiento del PIB chino a 4.2% para 2025, evidenciando el deterioro en las perspectivas regionales.
Desde el punto de vista energético, la OPEP y los países emergentes observan la caída de precios con inquietud. Turquía ve una oportunidad para reconstruir reservas con petróleo más barato. México, por su parte, evalúa reactivar el fracking para reducir su dependencia del gas natural estadounidense.
Finalmente, los activos digitales y commodities presentan señales mixtas. Bitcoin, a pesar de su reciente retroceso por debajo de los $80,000, ha resistido mejor que activos tradicionales. El mercado de estaciones de carga para vehículos eléctricos se proyecta alcanzar los $355 mil millones hacia 2032, mientras el mercado de baterías como servicio superará los $9 mil millones para 2034. Las inversiones en ciberseguridad, protección contra radiación médica y almacenamiento de energía continúan ganando tracción global.
El panorama actual de los mercados globales está definido por una fuerte transición hacia un entorno proteccionista, donde las decisiones unilaterales del gobierno estadounidense están provocando un realineamiento profundo en las cadenas de suministro, las relaciones geopolíticas y la percepción de riesgo. La política de “máxima presión” impulsada por Trump no solo ha generado una de las mayores pérdidas de capital en la historia bursátil reciente, sino que ha sembrado incertidumbre estructural en torno a la estabilidad macroeconómica global.
Las condiciones actuales sugieren un mercado en “modo defensivo”, con un sesgo claro hacia activos refugio como el oro y selectividad extrema en la renta variable. Si bien podría producirse un rebote técnico en los índices por sobreventa, los fundamentos macro no sustentan una recuperación sostenida. En este contexto, los bancos centrales deberán actuar con extrema cautela: un endurecimiento prematuro agravaría la desaceleración, mientras una relajación excesiva podría disparar desequilibrios inflacionarios.
En el corto plazo, se espera una mayor fragmentación comercial, tensiones en la liquidez financiera y una revalorización global del riesgo. Los inversionistas deben prepararse para una etapa prolongada de volatilidad, en la que la resiliencia estará ligada a una diversificación efectiva, el fortalecimiento de activos reales y una exposición medida a sectores menos sensibles a fricciones comerciales, como salud, ciberseguridad y energía renovable. La política continuará siendo el principal catalizador de los mercados.